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Voto de Luis Guillermo Cardona:
3
Bélico. Drama Autobiografía del marine SEAL Chris Kyle, un tejano que batió el récord de muertes como francotirador del ejército norteamericano. Kyle fue enviado a Irak con la misión de proteger a sus compañeros. Su puntería y precisión milimétrica salvó incontables vidas en el campo de batalla, por lo que se ganó el apodo de “Leyenda”, pero la noticia de sus hazañas llegó hasta las filas enemigas. Se puso precio a su cabeza y se convirtió en ... [+]
26 de abril de 2015
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mentalidad legada por los cowboys del siglo XIX al pueblo estadounidense, no ha perdido -en nada- su vigencia dos siglos después. Da la impresión de que no hubiera evolución mental sino reciclaje de cerebros, porque, como los cowboys, un gran porcentaje de aquel, sin duda pujante pueblo, todavía sigue anclado en la ley del revólver, en el racismo más obtuso y en el imperativo afán de tener lo que quieren a costa de quien sea y como sea. En ocasiones, se me viene a la mente esta pregunta ¿qué sería de los estadounidenses natos, dos siglos largos después de la Guerra de Independencia, si no hubieran contado con el talento, la visión y la altura moral de los millones de inmigrantes de todo el mundo que llegaron a sus tierras? Y no sé porqué siento que, es precisamente por esta pluralidad, que todavía sobreviven.

Todas las guerras perdidas por los EEUU, han sido ganadas en el cine. Es una tarea, claramente definida, que hay que hacer ingentes esfuerzos para borrar de la mente de los ciudadanos el sentimiento de derrota que se deriva siempre que el país tiene una salida en falso. Un pueblo acobardado, una sociedad frustrada o un sentimiento masivo de derrota, es tan lesivo para el futuro de una nación, como una comunidad con hambre y víctima del abuso. Por esta razón y al tiempo que surgen películas que, con total imparcialidad, promueven La Verdad como base de la Justicia: “La cabaña del tío Tom”, “The ox-bow incident”, “Broken arrow”, “Casualties of war”, “Goodfellas”… o “Redacted” y “Jarhead” para el caso que nos ocupa, también surgen los títulos falsificadores y manipuladores que ocultan toda verdad para promover, en cambio, el nacionalismo y otros turbios intereses: “Lo que el viento se llevó”, “She wore a yellow ribbon”, “The green berets”, “El padrino”… o “EL FRANCOTIRADOR” que realiza, Clint Eastwood, en un tono senil y tan deslucido como en sus peores tiempos.

Lo primero que resuena harto desencajado en esta burda historia, es el reiterativo culto a la personalidad de un individuo a quien, los únicos que pueden apreciarlo, son los soldaditos que se vieron salvados por una oportuna bala suya cuando estaban a punto de masacrarlos. Pero, ajenos a razones personales, ¿Podemos considerar un héroe a alguien que carga en su alma con el asesinato de no menos de 160 iraquíes (hombres, mujeres y ¡niños!) que, legítimamente, defendían a su patria del invasor? ¿Es un héroe alguien que, pudiendo herir a un inocente usado en una guerra que ni siquiera entiende, lo asesina sin piedad?

En vista de que, en la guerra, su héroe no tiene excusa alguna para lo que hace, Eastwood nos lo recrea entonces en plácidos regresos al hogar, donde le veremos casado (y muy enamorado) con una mujer que, aunque en su primer encuentro demuestra que tiene criterio y carácter, después luce como la más sumisa y desencantada de las esposas. Y hecho el esfuerzo de que veamos en el francotirador a un ser humano, enseguida el director lo devuelve al escenario invadido, donde seguirá actuando como una máquina de matar. ¡¿Qué tal esto?!

Se le abona al filme que refleja los efectos traumáticos que va dejando la crueldad de la guerra, pero la historia es muy plana y muy de lo mismo; no hay personaje alguno que despierte el menor sentimiento, a excepción del niño que toma el lanza-misiles del rebelde muerto; y la esperada música de Ennio Morricone, que hubiera sido tan buen aliciente como lo fue con Leone, no se escucha nunca porque, en casi todo el filme, plomo va y plomo viene, para “glorificación” de los navy seals.

Si planea seguir en este orden de ideas, bien le vendría a Eastwood que se retirara a descansar en alguna de sus haciendas y se dispusiera a recordar la gloria que alcanzó en sus filmes realizados entre 1992 y 2010… los años de su lucidez.

Título para Latinoamérica: “TIRADOR AMERICANO”
Luis Guillermo Cardona
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