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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Ciencia ficción. Fantástico. Acción. Thriller Thomas Anderson es un brillante programador de una respetable compañía de software. Pero fuera del trabajo es Neo, un hacker que un día recibe una misteriosa visita... (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2013
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Los hermanos Andy y Larry (Lana) Wachowski, han hecho con “MATRIX” un filme que, inevitablemente, te obliga a pensar… y éste quizás sea su mayor mérito. En tal sentido, no basta con verlo una sola vez, pues, cada frase que contiene y cada situación que desarrolla asume tantísimos riesgos, que toca masticarlas muy lentamente para no salir, como casi todo el mundo, deslumbrado solo por unas cuantas, y sí ¡muy llamativas! –que no perfectas- escenas de acción (y en todo caso, me siguen gustando más las de “Equilibrium”).

En esa búsqueda existencial que se patenta en su vida privada, los Wachowski se arriesgan con un guión que hurga en el esoterismo y en la conquista del Ser, y de seguro, siguiéndole la pista a unos cuantos libros espirituales, científicos y filosóficos, lograron un mejunje que termina adentrándonos en un laberinto ideológico del que es imposible salir con la certeza de que los aFortunaDos directores sí hallaron un camino.

En principio, es identificable una búsqueda del origen del hombre, de Dios, de la Matriz a la que pertenecemos. Se afirma que existe y se busca a un experto navegador en sistemas (un hacker) para que sea “el elegido” (Néo=Nuevo) que, a fin de cuentas, el universo es un sistema para prepararlo en el camino hacia la Realidad, pues también se demuestra que, lo que vemos con los cinco sentidos, no son más que percepciones.

Y desde aquí comienza una indigerible confusión, porque resulta que no es en esta imaginada realidad donde se quiere aniquilar al elegido, sino que es, en la real-realidad, donde se le busca para aniquilarle. Tira esto por la borda toda afirmación de los libros sagrados, donde el paso a la otra vida (la realidad espiritual) abre el camino hacia una existencia más evolucionada, donde hay paz para quienes vivieron bien.

De otro lado, la transición a la Realidad, se plantea aquí acertadamente como un estado condicionado de la mente que puedes lograr con la debida fuente conectada en el cerebro. Y al poder liberarte como de un sueño de aquella transición mediante un simple acto de desconexión, deja demostrado que “el todo es mente” porque “si allá te matan, aquí te mueres”.

Luego, a la Matriz se le da el carácter sagrado de la omnipresencia… y enseguida se argumenta que vivimos es una cárcel donde la libertad no es más que un mito, pero se estimula a Néo para que se encuentre a sí mismo y sea tan libre que consiga trascender la materia y vencer a la forma. Y el verbo en contradicción entra luego, cuando lo que sucede con John Anderson desmonta lo que se ha dicho.

De esta manera, sigue una cadena con lo de aquí va para allá y lo de allá se asienta acá… y el filme se convierte en un sancocho, imposible de digerir con razón plena, pero sin duda resulta muy entretenido y vale el pasito que consigue avanzar en el conocimiento de la esencia humana.

Bebe a conciencia tu vino, mastica y degusta tu pan, que no te deslumbre tanto la materia porque la vida es espíritu.
Luis Guillermo Cardona
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