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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Acción. Ciencia ficción. Thriller. Fantástico Lucy, una joven obligada a ejercer de mula de una nueva y potente droga, adquiere de repente enormes poderes sobrenaturales cuando la bolsa de la droga se rompe y los narcóticos entran en contacto con su cuerpo. Entonces, su cerebro comienza a aumentar la capacidad de uso hasta poder ser utilizado al 100%, convirtiéndose en una máquina letal con habilidades extraordinarias. (FILMAFFINITY)
3 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sostener que el ser humano sólo utiliza el 10% de su cerebro (refiriéndose, por supuesto, a los más brillantes: Einstein, Marx, Freud… porque supongo que la clase política, por ejemplo, utiliza un poquitín menos… dos tercios o la mitad menos, ¿exagero?), solo cabe en el campo de las especulaciones, porque, si hasta ahora no sabemos de alguien que haya usado el 100 y ni siquiera el 20% – “exceptuando a Lucy”, que muy poco logra decirnos – ¿cómo podemos cuantificar ese 10% o ese 100%?... Claro que, en este último caso, la sutil respuesta que nos da la película con una sola frase de la protagonista es más que diciente: “Estoy en todas partes”.

No vale, pues, la pena desgastarnos en corroborar la posible base científica de la historia que nos regala el director Luc Besson, más, cuando sobre el detonante de los súperpoderes que adquiere la nueva heroína (el C.P.H. 4), no hay -que sepamos- ninguna sustentación real.

Lo que cuenta -y mucho, porque es verdad de Perogrullo-, es que podemos aumentar nuestro nivel de inteligencia a escalas muy altas y que, mientras mayor sea ese incremento, más aumentará nuestra capacidad de autocontrol, dominio de las cosas externas y generación de convivencia en paz.

La pregunta que se nos hace al comienzo de la película: “Nos dieron la vida hace millones de años, ¿Qué hemos hecho con ella?”, bien que ameritaría una muy seria reflexión ¡a la sociedad entera!, y sin profundizar mucho, pero, con demostraciones visuales muy efectivas (esa regresión desde la París de hoy hasta el pasado más remoto me resulta magnífica y las capacidades que va ganando Lucy son, en parte, bastante aceptables), Besson nos demuestra que, por andar pensando en Tener, a costa de lo que sea -la mafia china será el ejemplo de las tendencias más oscuras de la humanidad-, nos hemos olvidado del Ser, ¡lo único que puede elevar, positivamente, a la especie humana hasta las más altas cumbres y traerle felicidad!

“LUCY” resulta, además, un filme bastante divertido. Tiene una muy buena cuota de humor (todo lo relativo a la relación de Lucy con Pierre del Rio, el policía francés, es delicioso). En general, y en su aparente simpleza, la película relaciona una serie de reflexiones que, de seguro, entusiasmarán a los más inquietos entre los jóvenes, y eso bien vale la pena; y a nivel de efectos especiales y visuales, los logros son indudables y la película se deja ver sin decaimiento alguno.

Scarlett Johansson, está inmejorable como esa muchacha del común, víctima de un engaño que la convertirá en una forzada “mula” de la mafia, y quien, gracias a una incidental agresión (vuelve el cine de súperhéroes a corroborar que ‘no hay mal que por bien no venga’… y sino pregúntenle a Spiderman), terminará transformándose en una súperheroína a la altura de Superman, Wonder Woman y otras fantasías. Morgan Freeman, es el científico que quizás llegue a pensar, “Sólo sé que nada sé”; y Choi Min-Sik es el malo-malote Jang, quien le dará a la heroína la ocasión de demostrar todo lo que ha aprendido.

Con todo, “LUCY” es un entretenimiento seguro.
Luis Guillermo Cardona
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