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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Cine negro. Intriga En el siglo XVI, los Caballeros de la Orden de Malta regalaron a Carlos I de España y V de Alemania la estatuilla de un halcón de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Era una muestra de gratitud por ciertas prerrogativas que el monarca les había concedido. Sin embargo, la joya no llegó nunca a manos del Emperador, ya que la galera que la trasportaba fue asaltada por unos piratas. Cuatrocientos años después, el detective ... [+]
25 de mayo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de haber realizado una primera versión de la novela de Dashiell Hammett, la productora Warner Bros., siguió sintiendo que, con ella, tenía un buen filón que podía seguir explotando de tanto en tanto. Así pensado, en 1936, se hace una nueva versión titulada, “Satan met a lady”, dirigida por William Dieterle, que según se ha dicho no obtuvo buenos resultados, y ésto motivaría a volver a intentarlo de nuevo, en 1941, aprobándose el guion que escribiera, John Huston, y asignándole la dirección en la que sería su Opera Prima.

Mucho se ha mitificado esta versión, y aunque me considero admirador de la obra cinematográfica de este gran director norteamericano, creo que de nuevo se ha exagerado bastante y que los textos lacónicos de las enciclopedias (en las que se repetían muchos datos jamás comprobados) han contribuido en mucho a que ésto suceda. Daré razones, en procura de trascender los simples adjetivos:

Desde el punto de vista técnico (fotografía, iluminación, puesta en escena) es inobjetable que, <<EL HALCÓN MALTÉS>> de John Huston, supera a las demás versiones. En tal sentido, se denota un gran cuidado de la imagen y el filme mantiene una atmósfera de cine negro muy efectiva. El otro mérito, podría decirse que es su fidelidad con la obra de Hammett, de la que Huston ha preservado la mayoría de los diálogos. Pero a mi manera de ver, ésto no favorece al filme, porque cine-no-es literatura (aunque contenga literatura) y los largos diálogos que pueden leerse con gusto en una novela, en una película suelen resultar pesados y se convierten en opacidades para la imagen, más cuando -como es el caso de, <<EL HALCÓN MALTÉS>> - la abundancia de diálogos es solo para dar datos y más datos. Otro cantar es un Bergman o un Mankiewicz, por ejemplo, donde las disquisiciones psicológicas, sociales o filosóficas te atrapan sin remedio por su marcada profundidad.

Otro gran desacierto del filme de Huston, es el carácter dramático que le ha dado a la película, siendo que la historia no es más que una bufonada, que Hammett se ha gozado plenamente como cuando escribía sus historias de “The thin man”, la famosa serie con, Nick y Nora Charles, como personajes. En este sentido, tengo que decir que el tono que le impone Roy del Ruth, en su versión de 1931, la supera con creces.

A ésto se le suma que, el personaje de Brigid O’Shaughnessy, ha sido dignificado de tal forma, que nadie se cree luego el cuento de que ella es quien se dice que es; y a Mary Astor, con ese rostro de niña buena y llorona ¿dónde puede caberle el carácter que luego se le atribuye? Hay que ver, en el filme de Ruth, a Bebe Daniels teniendo actitudes que Huston eliminó (¿Lo intimidaría la censura entonces impuesta?) para poder digerir a una mujer capaz de cualquier cosa.

Improcedente, además, el culto que Huston rinde a la personalidad de Sam Spade (un solvente Humphrey Bogart) dejando que, hasta de sus rivales, salten con frecuencia frases como: “Eres sorprendente”, “Asombroso”, “Imprevisible”… y, por otro lado, la relación de, Spade, con las mujeres en este filme, arruina todo el encanto que tenía el personaje de Ricardo Cortez en la versión de Roy del Ruth.

No siempre se puede creer en lo que se lee ni en lo que se dice, por eso, mejor es hacer las propias cuentas.
Luis Guillermo Cardona
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