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España España · Barcelona
Voto de AMQE:
6
Drama Frida (Laia Artigas), una niña de seis años, afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre. Lejos de su entorno cercano, en pleno campo, la niña deberá adaptarse a su nueva vida. (FILMAFFINITY)

Seleccionada por España para los Oscar 2018.
15 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es “Estiu 1993” una película fácil de afrontar. El proyecto de autobiografiar el momento más duro de su infancia le planteaba dos disyuntivas a la directora Carla Simón. Por un lado, la apuesta por ficcionar sus recuerdos corría el riesgo de desembocar en el mar de las películas-con-niño, perderse en el exceso de sentimentalismo y ver mermada su credibilidad a cada golpe de convencionalismo cinematográfico. Por otro, trasladar el relato a la radicalidad del documental, abrazaba el peligro de condenar la película a la marginalidad del autoconsumo. El gran mérito, pues, del trabajo de Simón es haber tenido la habilidad suficiente para transitar por la fina línea que separa ficción y realidad sin caer de lleno en ninguno de los dos conceptos y lograr que la atención del espectador no decaiga a lo largo del relato, contando además con tan pocos elementos para lograrlo como son las “interpretaciones” de dos niñas de corta edad rodeadas de un puñado de adultos que actúan como simples apoyos de las verdaderas protagonistas. A todo esto hay que sumar que de lo que nos habla “Estiu 1993” es de nada más y nada menos que la toma de consciencia de lo que significa la muerte. Palabras mayores dentro de un film en apariencia menor. Y que sin embargo, responde con eficacia a los retos que se le plantean. Simón baja la cámara a la altura de las niñas, y con ello traslada la visión del mundo a la de los ojos de su joven protagonista, consiguiendo de esta manera que el espectador perciba los sucesos al mismo nivel emocional en que los encaja Frida. Así es como revierte la situación a la que estamos acostumbrados, y en lugar de ver a los niños desde una perspectiva adulta, nos volvemos pequeños para (re)descubrir el mundo real desde una visión primeriza.

Lo mejor: la extraordinaria naturalidad que impregna cada fotograma.

Lo peor: en algunos momentos se asoma al experimento amateur.
AMQE
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