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Voto de Natxo Borràs:
6
Thriller. Drama. Terror Milo, una estrella del porno ya retirada que vive con su mujer y su hijo, está pasando por apuros económicos. Una cita con una antigua compañera de rodaje, la pornostar Layla, le presenta la oportunidad de trabajar con un tipo llamado Vukmir en su nueva película de porno experimental. Milos acaba aceptando sin saber exactamente lo que va a rodar y acaba sumergido en una tormenta de depravación violencia, snuff, pedofilia, y drogas que ... [+]
8 de agosto de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Milos (Srdjan Todorovic) es un actor porno en decadencia pero que los últimos años no ha visto prejuicio alguno en formar una familia con su esposa Marja con quien tienen un hijo. Cuando recibe la posibilidad de retomar su profesión gracias a Layla , otra actriz, Milos entrará a formar parte de los planes de Vukmir, un director de películas X que quiere llegar al extremo con sus productos indicados solamente para una clientela “seleccionada”. Milos le sigue el juego pero se verá inmerso en un laberinto sin salida del que le será difícil salir.

Precedida por su polémico pase en Sitges, la película “A Serbian Film” nos propone hasta qué punto el hombre puede llegar a concebir sus deseos más oscuros y obscenos y, en éste caso, con ánimo de lucro en detrimento de otros. Pero la realidad supera a la ficción (aunque aquí se utilizaron muñecos pero el nerviosismo de algunas de las más truculentas secuencias proponen lo contrario) con lo que conlleva la animadversión de buena parte del público frente a su visionado. Con razón ya que el film de Srdjan Spasojevic pretende ir más allá de la provocación.

No deja de ser una cinta de terror más en la que el factor monstruoso está arraigado al hombre. La libertad de expresión no puede quedar mellada en ejemplos de tan mal gusto com “A Serbian Film” (y no tiene un planteamiento que, digamos, muy de cine de miedo), porque simplemente queda en esto: en un realizador serbio que exhibe toda su inventiva de mala leche y violencia como, dio a entender, ofrecernos una visión paralela a la que se dio en la Guerra de los Balcanes. Si quieren obviar de ejemplos como “Hostel” de Eli Roth, o las francesas “Martyrs” o “Frontières”, recurran al “Saló” de Pasolini (y me rio porque los progres del ayer que la defendieron ajustician a palos a Spasojevic) o “Tras el Cristal” de Agustí Villaronga que, por no pretender ser realistas, muestran también un tenso y asfixiante empleo de lo extremadamente irracional que, conscientemente, el hombre civilizado puede llegar a sucumbir con el fin de satisfacer sus deseos más oscuros.
Natxo Borràs
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