Grovetown, un pueblo de la América Profunda, se ve afectado por una sucesiva cadena de muertes, aparentemente por suicidio. Algunos de sus habitantes pertenecientes a la iglesia metodista, creen que se trata de una maldición y acusan al único miembro de una familia fallecida en extrañas circunstancias, Aidan Spindgle (Thomas Dekker), de incitar las muertes. Pero el chico cuenta con el apoyo de Lindsay (Elizabeth Rice) una chica de su edad que convive con su madrastra Trish (Laura Allen) y el novio de ésta, Roy (Adam Goldberg). A su vez Lindsay se ve acosada por Dylan (Kelly Blatz), perteneciente a la Iglesia y que quiere saldar cuentas con Aidan aunque para ello tenga que organizar una cruzada contra él. Un libro con contenido ritual puede eliminar el hechizo que en su día se invocó.

Notable film de terror no estrenado en las salas de nuestro país que reboza las ansias más características de un sector de la sociedad norteamericana, ultraconservadora y amparada por la religión frente a un hecho aparentemente maligno, que de hecho aquí surge en los reflejos idénticos a las víctimas que los visionan poco antes de morir. En algunos aspectos recuerda a la muy comentada “Destino Final” (Final Destination, 1999) de James Wong.