En este precioso film de Park Chan-wook debemos apreciar todos los detalles que te trasladan a una esfera de continua curiosidad, temor e incluso tristeza o desesperación. La empatía con el personaje principal no tarda en aparecer y el deseo de venganza puede incluso apoderarse de ti como si fueses el mismo protagonista. Aunque es posible perderse en algún momento de la película, instantes después te vuelves a situar dentro de ella, entendiendo la parte anteriormente no comprendida.

Acompañada de una banda sonora excepcional, esta poética película debe encontrarse en una lista obligatoria de películas para ver.

Como recomendación a quienes no la hayan visto: La película pierde bastante emotividad si se ve doblada, como pasa en muchas otras películas de difícil lenguaje. Si tenéis la oportunidad de verla en versión original subtitulada, hacedlo, sin ninguna duda.