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España España · esplugues de llobregat
Voto de José López:
9
Comedia Aunque es cada septiembre que viaja a la villa de su propiedad en Roma, en julio de este año, el adinerado newyorkino, Robert Talbot (Rock Hudson), ha decidido ir a pasar las vacaciones. Pero aunque ha enviado telegramas anunciando su llegada, éstos no llegan oportunamente… y a su amante, Lisa Fellini (Gina Lollobrigida), la sorprenderá cuando se apresta a casarse con un inglés llamado Spencer… y a su mayordomo, Maurice (Walter Slezak), ... [+]
5 de octubre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clásica comedia sofisticada, con una pareja de excepción; Rock Hudson y Gina Lollobrigida (que repitieron unos años más tarde en otra comedia, quizás algo menor). Podría decir que es de aquellas comedias "de las que ya no se hacen" y que tuvieron un intento de parodia/homenaje con la algo fallida "Abajo el amor" hace algunos años con Ewan Mcgregor intentando emular, sin conseguirlo, el carisma de Hudson y de Gary Grant.

Un formato panorámico que sabía sacar provecho de los paisajes y decorados. Un color que ya no se ve (hoy da igual ver un episodio de CSI que una de Michael Bay, son idénticos), y un guión lleno de chistes y momentos muy conseguidos sin caer en la escatología tan habitual en la "comedia americana". Añadir un cierto aire de crítica, muy tamizado, a los valores morales del momento, y tienes casi dos horas de agradable diversión.

Hudson es un rico y prepotente hombre de negocios americano, que cada Septiembre acude a Portofino (Italia) donde tiene una impresionante mansión para echar una canita al aire con su amiguita italiana. Una deslumbrante Lollobrigida. Ambos solteros e independientes disfrutan durante unas semanas de un amor sin compromiso. Lo que Hudson no sabe es que el administrador de su mansión tiene la misma convertida en hotel a espaldas de su jefe. Cuando este llega por sorpresa y se encuentra con el hotel lleno de jovencitas americanas en viaje de fin de curso, que a su vez están siendo cortejadas por un grupo de jovencitos, también americanos, la situación les explota en las narices, tanto a Hudson como a su administrador, que en un primer momento intenta hacer creer a los inquilinos del hotel que Hudson era el antiguo dueño de la mansión, ahora un perturbado incapaz de admitir que ya no es suya y al que el administrador invita unas semanas al año en una muestra de generosidad encomiable.

Muy recomendable para una tarde de lluvia.
José López
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