Headhunters contiene una historia de amor con trasfondo muy negro y variados ejemplos de la importancia de la reputación. También contiene asesinatos y resurrecciones, robos de arte, espionaje industrial, celos y fosas sépticas, enredos variados, perros ladradores y mordedores, ejecutivos ex militares con malas pulgas, simpáticas prostitutas rusas, policías listos que se hacen los tontos. Y más buenos personajes, comenzando por el protagonista. Y humor bien traído, excelentes intérpretes (A. Hennie está de premio) y una de esas secuencias que no se pueden olvidar (un tractor, una carretera,…). Y un guión que se cierra tan perfectamente como se enredó, es decir con excesos un tanto tramposos que el espectador asume sin demasiados remilgos. En Headhunters hay muchas cosas que nos recuerdan otras ya conocidas: desde la estética del comic (los dos policías gemelos, ciertos planos) al cine negro clásico (el comienzo, la narración en una determinada primera persona, la soledad del protagonista y la necesidad de restaurar su honor y conservar su vida con sus propios medios); algunas secuencias nos pueden sonar a Tarantino (esos dos policías hablando de artes marciales cual Jules&Vincent mientras se escapa el prófugo, esa violencia salvaje que provoca sonrisas). Pero Headhunters es suficientemente original. Y sobre todo, resulta muy entretenida.
Veanla, lean a Jo Nesbo, autor de la novela en que se basa y denle oportunidades al cine negro realizado en el norte de Europa, que en los últimos años ha producido unas cuantas películas de interés.