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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Drama Un hombre camina por el desierto de Texas sin recordar quién es. Su hermano lo busca e intenta que recuerde cómo era su vida cuatro años antes, cuando abandonó a su mujer y a su hijo. A medida que va recuperando la memoria y se relaciona con personas de su pasado, se plantea la necesidad de rehacer su vida. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el paisaje físico en el que se desarrolla un relato entra en comunión directa con el paisaje emocional en el que transcurre ese mismo relato, es muy difícil no caer rendido ante la historia que nos están contando. Eso es algo que ocurre en París, Texas, una de esas películas que dejó una huella importante en la cinefilia de los primeros 80, y que hoy, más de treinta años después, todavía se mantiene.
El arranque de París, Texas no puede ser más fascinante. El árido, deslumbrante, desierto texano, la vibrante, triste, música compuesta por Ry Cooder, y un hombre caminando sin rumbo. El misterio está servido. Durante las siguientes dos horas comprobaremos como su vida perdió todo el sentido cuando la rutina, la indiferencia o quien sabe qué, desintegró la pasión con la que había vivido junto a su mujer, joven, preciosa, rompiendo la relación y dejando desamparado a su pequeño hijo. Ahora, tal vez, le ha llegado el momento de intentar recomponer en parte lo que un día fue.
Wim Wenders encuentra la forma de que la evolución del protagonista, desde que aparece perdido en el desierto por primera vez hasta que encuentra la mejor solución posible para poder continuar con su vida, sea serena, creíble y respete el tono de una historia que transcurre por cauces más reflexivos que pasionales. La comunión entre el tono del relato y la forma en que Wenders ha decidido contarnos ese relato es perfecta y absolutamente coherente.
No es una historia complaciente con el espectador, requiere un esfuerzo dejarse llevar por un personaje que durante mucho tiempo no sabemos de dónde viene y menos aun hacia donde se dirige. Es precisamente cuando el protagonista encuentra aquello que necesita para recomponer su maltrecha existencia cuando nos damos cuenta de que el largo viaje hasta llegar a ese punto a merecido sin duda la pena. El catártico, fascinante y tristísimo doble encuentro final entre este hombre y su joven mujer da una nueva dimensión al viaje vivido por Harry Dean Stanton hasta ese momento y nos proporciona a los espectadores la posibilidad de asistir a uno de esos momentos de cine inolvidables. Tras la aparición de Nastassja Kinski todo cobra sentido.
Pausada, reflexiva, y de una tristeza luminosa, si es que esto es posible, París Texas es una película que se crece en el recuerdo y que pone de manifiesto con elegante serenidad el verdadero alcance de la pasión amorosa.
ernesto
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