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España España · bilbao
Voto de ernesto:
6
Thriller. Intriga Ambientada en el mundo de la psicofarmacología, ciencia que estudia cómo afectan las drogas a la mente humana. Emily (Rooney Mara) es una joven que se vuelve adicta a un nuevo medicamento que le receta su psiquiatra (Jude Law) para que pueda controlar su ansiedad ante la inminente salida de la cárcel de su marido (Channing Tatum). (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mirando lo que ha hecho Steven Soderbergh a lo largo de su carrera se puede comprobar que desde el año 2000 hasta ahora, trece años, ha dirigido la friolera de 18 largometrajes ademas de algún documental, algún corto y televisión. Es normal que el pobre hombre esté agotado y lleve un tiempo anunciando su retirada.
Es fácil que con tanta actividad no todo el cine que ha hecho esté siempre al mismo nivel, pero es de elogiar la variedad de proyectos dirigidos, y la libertad con que lo ha hecho. Estos años en la carrera de Soderbergh están llenos de cine irregular, pero con la virtud de que nunca deja indiferente, y que por muy discutibles que sean algunas de estas películas siempre son más interesantes que la mayoría del cine que se estrena.
Efectos secundarios, su última película, llega a los cines solo unos meses después del estreno de Magic Mike, y poco antes de la presentación en Cannes de su película (hecha para la televisión) Behind the Candelabra. Pese a ser una película inicialmente bastante atractiva no ha llegado a tener una gran repercusión en la cartelera.
Tras la salida de la cárcel de su marido, Emily sufre un desequilibrio emocional que le lleva a un intento se suicidio. Es ahí cuando entra en contacto con un psiquiatra que le pone un tratamiento de pastillas. Ese tratamiento permite que Emily y su marido vuelvan a disfrutar de una vida plena. Pero nada hace presagiar que los efectos secundarios creados por ese medicamento van a terminar en tragedia. La anterior pquiatra de Emily aparece entonces como tercer vértice de un triángulo tan inquietante y retorcido, como finalmente lioso y decepcionante.
Durante buena parte de la película, Soderbergh consigue que su estilo frío, estilizado y magnético conecte de forma casi apasionante con una intriga sutil con el mundo de la psiquiatría y los tejemanejes de la industría farmaceútica como decorado principal. La compleja personalidad de la protagonista, Emily, marca de forma iquietante el avance de la acción, y la historia consigue dejarnos en estado de schock cuando se llega al climax que marca el cambio de rumbo de los acontecimientos.
A partir de ahí la historia cambia el decorado entre cuyas paredes se movía, para enrrollarse sobre sí misma en un juego de trampas tan caprichoso como, al final, poco satisfactorio. La llegada del personaje que interpreta Catherine Z. Jones (ni sombra de lo que fue) solo consigue sembrar confusión sin aportar nada más que alguna escena tan gratuita como sugerente.
Lo que hasta entonces era una película resultona, perturbadora y muy entretenida acaba siendo solo una película resultona. Y es que aunque la historia acabe desbarrando, Steven Soderbergh tiene talento de sobra para aguantar el tipo como director estiloso.
Mención aparte merece (para compensar lo de la Z. Jones) la protagonista Rooney Mara. Es capaz de hacer creible con el mismo cuerpo y el mismo rostro a la más indefensa y desvalida de las mujeres, y a las más despiada y retorcida. Es una de las actrices del momento, y si sigue eligiendo papeles con el mismo criterio (no olvidemos Los hombres que no amaban a las mujeres), tiene el futuro asegurado. Remata la película la presencia de un correcto Jude Law, haciendo el personaje menos lucido.
ernesto
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