En fin, no afilaré tanto la hoz como wakam, pero desde luego tampoco comparto la histeria colectiva que ha generado Up.

Me sumo, eso sí, a los elogios vertidos al arranque de la película. Una de las rectas iniciales más emotivas, modélicas y certeras que recuerdo, y de un romanticismo verdaderamente arrebatador.

Esfumados esos primeros compases, y cuando la película se adentra en el terreno aventurero, la cosa se diluye bastante, con personajes y situaciones sin excesivo empaque. Y a mi entender, eso no ocurría en Wall-E, que pese a apostar por lo convencional embelesa hasta el final.

Eso sí, Up remonta el vuelo, y nunca mejor dicho, cada vez que la acción echa el freno y el venerable abuelo se reboza en la nostalgia.

Con todo, y sin parecerme lo perfecta que Cachimba pregona, es una notable película de animación, qué duda cabe, y una de las historias de amor más bellas de los últimos años.