¿Qué te ha sucedido, Ana Katz, que has arruinado todo lo que lograste transmitir en Una novia errante, mostrándote en Los Marziano como una directora mediocre y sin talento, habiendo desperdiciado el conjunto de actorazos que tuviste la oportunidad de manejar, tal vez por última vez, ya que es muy difícil que alguien produzca un próximo fracaso tuyo? ¿Te creías que diciéndole a un actor de la talla de Francella o actrices geniales como Morán, Cortese o el experimentado Arturo Puig que no debían transmitir ningún sentimiento, que sus actuaciones tenían que ser lo más planas posibles (hasta hacerlos parecer actores mediocres y sin talento), ibas a lograr un mayor puntaje para aspirar a algún premio de cine de autor? Pues te equivocaste, no sólo no lograste ningún premio como el esperado, sino que has logrado aburrir al público con esta historia ñoña y de superficialidad exasperante, no pudiendo transmitir ningún sentimiento, moraleja, pasión, enseñanza, ni nada de nada, pero, lo peor, has dejado mal parados a excelentes y experimentados actores, a los que les aconsejo que, de aquí en más, te huyan como a la peste, pues sos totalmente incapáz de dirigirlos, en realidad inhábil de dirigir hasta un teatro barrial vocacional. Y si la crítica es dura, no te quepa duda de que es sincera, habiendo notado en los extras lo subida al caballo de directora de cine genial a la cual creés encarnar. Tal vez nunca vuelvas a filmar, por haber desperdiciado una oportunidad como pocas, en una película totalmente soza, con un guión de simplicidad rapante, pero totalmente alejado de lo que puede ser genial en cine. Te sugiero que veas las películas de Sorín (observá el grandioso miminalismo de La ventana que no suelta al espectador), de Campanella y de tantos otros directores argentinos que la tienen clara. O revisioná Camila, de la genial directora de cine argentina, lamentablemente desaparecida, María Luisa Bemberg, si te querés probar el traje de esta eminente cineasta argentina, que por, supuesto, te quedará grande hasta que no aprendas lo que es transmitir emoción en una película, y dejes de hacer actuar y hablar a excelentes actores como autómatas de medio pelo, o, al menos, elijas un guión donde se cuente algo o tenga una grado mayor de lógica o de interés que el de Los Marziano.