Otra de las películas localistas a las que nos tiene acostumbrados Miguel Pereira, con su mediocre resultado habitual. Para colmo ahora viene en envase de coproducción española con una historia mil veces repetida y un guión y progresión dramática con gruesos fallos e inconsistencias. La ideología es la esperable, que de tan repetida cansa a más no poder. Ya sabemos hartamente que a los pobres habitantes sudamericanos del noroeste argentinos se los esquilma y esclaviza manteniéndolos en la miseria. Pues, Miguel, te tengo una mala noticia. Son todas paparruchadas que increíblemente, al ser vos jujeño, sólo puedo atribuir a tu mala fe políticamente correcta. Basta con ir a Jujuy y ver que la vida de esos pequeños pueblos hace a su idiosincracia, no tiene que ver con ninguna pobreza, ni material ni espiritual, que en esos lugares se vive infinitamente mejor que en los barrios realmente pobres del Gran Buenos Aires, y ni qué decir de las villas de emergencia de la Capital Federal. Miguel, tu miopía seudo-progresista en realidad insulta la maravilla, la madurez y la sana filosofía del pueblo jujeño de esas localidades, cuya calidad de vida supera a la de los habitantes de las grandes ciudades argentinas. Te sugiero que dejés de degradarlos haciéndolos parecer tontos explotados que solo pueden manejarse ante el consejo de un extranjero. Claro, en realidad los estás usando para pintar de progresismo las múltiples mediocres películas realizadas por vos. ¿Qué te puedo decir?....... ¡Dejate de joder (recuerdo a los españoles que en Argentina no es insulto, coloquialmente querría decir embromar, molestar, mentir)................!