248/17(15/12/16) Refrescante festín de animación por ordenador, divertida propuesta de la Walt Disney con la que gozaran pequeños y mayores, dirigida por el debutante en un largo Rich Moore, se ha fogueado en series de Matt Groening “Los Simpson” y “Futurama”, con guión de Phil Johnston (“Zootropolis”) y Jennifer Lee “Frozen”), sobre una historia de Moore, Johnston y Jim Reardon (“Wall•E”), donde además John Lasseter es productor ejecutivo, en lo que es un homenaje a los juegos recreativos de todas las generaciones, rezumando un gran cariño por los ochenteros, para ello con deliciosos al icónico micromundo de los 8bites. La mano de Lasseter, el creador de Pixar, se nota por las muchas influencias que tiene el relato con sus films de “Toy Story” y de “Monstruos S.A.”, por lo de la creación de un mundo paralelo que parte de los niños, los juguetes que toman vida cuando los humanos no están presentes, y el universo de los Monstruos de las pesadillas de niños, en “Rompe Ralph” son los personajes de videojuegos los que tienen vida propia y sentimientos, cuando el recreativo donde funcionan de cara al público cierran, además el humor y las historias son de más amplio espectro de edad que los que suelen las producciones Disney, más caramelizadas y enfocadas al público infantil. También posee notorias ascendencia en “Alicia en el país de las maravillas”, “El mago de Oz”, “La bella y la bestia”, o la “Cenicienta”. Pertenece el relato a una tendencia moderna en la animación de darle la vuelta al imaginario popular de lo que son los héroes y los villanos, humanizando a los supuestos malos malísimos, exponentes máximos “Shrek2 (2001), “Monstruos S.A.” (2001), “La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja” (2005), o “Gru” (2010), esto sirve para ahondar en la máxima de que la belleza está en el interior, que las apariencias engañan, que los prejuicios siempre son malos, lo de poner etiquetas sin conocer a la gente es pernicioso, sobre saber aceptarse uno mismo, todo esto como mensaje muy didáctico para pequeños y los no tanto. La cinta se sustenta en un argumento chispeante, con una presentación de protagonista magnífica, con una primera media hora trepidante, con momentos que mezclan de modo brillante la acción, el humor y la intensidad, apoyándose en un diseño de producción muy imaginativo y fantasioso, todo en coherencia con este submundo donde se funden videojuegos modernos (de movimientos y figuras naturales) con otros vintage (de movimientos robóticos).

La cinta posee un ritmo hiperfluido, con un primer tercio apasionante, con situaciones delirantes, como esa terapia en grupo de los villanos de los videojuegos, o la entrada cual elefante en cacharrería de Ralph en la fiesta aniversario, o el contraste de su diseño infográfico entrando en un videojuego moderno de guerra. Proyectando una gran vitalidad y un humor delicioso que te cala. El film pose bajo su aparente producto de entretenimiento varias subcapas de mensajes, como el hablarnos de la superación personal, del compañerismo, de respetar al diferente, del sacrificio por lo que amas, una loa a lo grotesco, a que las apariencias pueden engañar (casi siempre), sobre la tolerancia, las obsesiones, sobre la integridad personal, sobre el despertar de la inocencia, todos mensajes puros que son de fácil degustación para los menores. Para los mayores queda un ejercicio de nostalgia delicioso, un homenaje a lo retoro a los que como yo hemos crecido entre salas recreativas de videojuegos, saltando de una máquina a otra echándole monedas, donde pasábamos horas disfrutando, asimismo es un análisis certero de la evolución de este ocio, de cómo las historias y la infografía ha crecido de modo atómico, esto es manejado por el realizador de modo sugestivo mezclando personajes de varias generaciones (el modus arcade con el de pixels) creando un halo sensible de sentirnos niños jugando también con nuestras figuras de indios, playmobil, o Superman, en una malgama caótica, que Moore en este film ha sabido captar para infundirnos (a los más mayores) un muy agradable sensación de máquina del tiempo. Ello en un encadenado prodigioso de imaginación y fantasía, rebosante de humor y acción, con personalidades bien remarcadas, entrañables, conmovedoras, carismáticas, con ambientación impresionante, desbordante de detalles, cuidada con mimo, un narración inundada de ternura y diversión, y sin caer en la fácil sensiblería.

Los guiños al universo de los videojuegos es constante, sobre todo en su primer tercio: La reunión-terapia de villanos, incluyen Bowser (de Super Mario), Clyde , el Doctor Eggman (de Sonic the Hedgehog), M. Bison , Pacman (de comecocos), Neff, y Zangief (de "Street Fighter"); El juego Fix It Felix está claramente influenciado por el Donkey Kong de Nintendo; Felix tiene un gran sentido en su comportamiento a Super Mario; El juego bélico en el que entra para conseguir su medalla Ralph, “Hero´s Duty”, es un remedo mezcla entre “Call of Duty” y “Hallo”, con una heroína con semejanzas exuberantes con Tomb Raider (aunque me recuerda mucho en sus rostro a la Robin Right de “House of cards”); Las canciones en los créditos es obra original de Buckner y García , famoso por escribir canciones para juegos de vídeo en la década de 1980; El logotipo apertura de Walt Disney Animation Studios está animado de forma pixelada de 8 bits, mientras Walt Disney Pictures cierre logotipo producción aparece en estado glitched, referencia a pantalla de matanza de juegos de arcade tempranas como Pac-Man; Hay también referencias a nuestra cultura pop remanente al consumismo comercial, como las arenas movedizas Nesquik, explosiva mezcla de Coca-Cola con Mentos o las galletas Oreo que imitan el desfile de soldados de la bruja del oeste en “El mago de Oz (1939); Por último destaco como la subtrama de los huevos alíen en el videojuego “Hero’s Duty están claramente inspirados en la saga cinematográfica “Alíen”; Hay más referencia pop que se me habrán escapado.