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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama La primera película hablada del maestro D.W. Griffith hace un repaso a la vida del famoso presidente norteamericano. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
270/30(16/08/20) Muy envejecido film que cumple este mes 90 años desde su estreno (25/08/1930), el pionero del cine David Wark Griffith estaba en plena transición del cine mudo al sonoro, y aquí se nota muy anquilosado en una filmación muy estático y poco dinámica. Es la primera biografía del decimosexto presidente USA Abraham Lincoln, personaje secundario en su más famosa (y polémica) película “El nacimiento de una nación” (1915), tres lustros después el reconocido partidario confederado (descendiente de militantes de este de la Guerra de Secesión), se encarga de contarnos la vida del encargado de luchar con el Sur y su hediondo esclavismo, aunque Griffith pone más empeño en hacernos ver que Lincoln quería más la Unión que el terminar con esta lacra.

El guión es coescrito por Stephen Vincent Benét (creador de la historia “Siete novias para siete hermanos”), autor del poema en prosa de la Guerra Civil “John Brown's Body”, y Gerrit Lloyd (“Su mayor victoria”), para un relato que en solo 90 minutos cubre la vida desde su nacimiento (lo primero que vemos es como la cámara recorre bucólicamente un bosque brumoso, hasta llegar a una cabaña de troncos, de ella sale la matrona y dice que ha nacido un niño, Abe), tras ellos sus insustanciales devaneos amorosos (la trágica [nunca nos enteramos porque muere]relación con Ann encarnada por Una Merkel, y sus tiranteces hasta que se casó con Mary), la presidencia, Guerra, hasta su asesinato (esto no puede ser spoiler) del más famoso POTUS (con permiso de JFK), extraño que alguien tan dado a lo largo de su carrera a realizar films de extenso metraje, aquí para cubrir 56 años se torpedee a sí mismo con un minutaje exiguo, derivando esto en una estructura episódica que anula cualquier posibilidad de tensión dramática, todo se siente como una acumulación de set pieces con la que pasamos a la velocidad de flash (colándonos una estrafalaria escena en que vemos a Abe beber tumbado de un barril de whisky), donde se pasa demasiado tiempo en la primera parte de su vida con su romance con Ann Rutledge, se pasa de modo superficial por su escalada política al Casablanca en medio de un batiburrillo de momentos metidos a toda prisa, donde ni siquiera sabemos nada de sus ideas políticas más allá de querer la Unión, y para la parte del león de su presidencia y con ello la Guerra Civil transcurre a modo tren-bala, atropellándose una situación a otra, donde la mayor parte del conflicto discurre mediante mensajes y telegramas que recibe Lincoln. Súmese una realización muy vetusta, donde las tomas resulta fijas, seguramente para no tener problemas con los micros, y lo peor todo avanza sin pasión o emoción alguna.

Estos problemas de carácter de avance en modo viñetas las dos posteriores biopic sobre el presidente (“El joven Lincoln” y “Lincoln”) lo subsanaron centrándose solo en un pequeño arco de tiempo, para definir más sólidamente al Icono, con lo que teniendo un núcleo central todo es más sólido y emociónate, no como aquí que todo es disperso, y llega a parecer una clase para niños de historia hagiográfica

Walter Huston interpreta a Lincoln durante su edad adulta, derrochando bonhomía y empatía en su carácter bonachón y comprensivo, al que parece la guerra le llega cual tsunami. El padre de John Huston lo encarna con vitalidad, con continuos chascarrillos alegóricos, con constantes puntadas a su esposa Mary, el actor le aporta hidalguía y presencia potente, incluso parece que los dos posteriores Lincoln de la historia del cine, como Henry Fonda (“El joven Lincoln”), y Daniel Day Lewis (“Lincoln”) están influenciados en su porte y oratoria.

Se pasa por la Guerra Civil a modo de episodios rápidos, dotando a Lincoln de dotes cuasi mesiánicas para ganar una guerra que se perdía, ejemplificadas cual si fuera Arquímedes, lo vemos deambulando descalzo por un gran salón en solitario, la mujer le lleva las zapatillas, el sigue dando vueltas, y de pronto tiene una epifanía, escogerá a Ulises S. Grant (E. Alwyn Warren, que también da vida al rival político de Abe, Stephen A. Douglas) como líder militar contra el Sur, no basándose en informes o consejos de sus asesores, simplemente ‘Eureka!’ (¿?). Por qué no se sabe, no oímos que sea un gran estratega o tenga una gran personalidad, pues hasta entonces no había salido su nombre, con lo que queda muy metido con calzador esto. Vemos la zozobra de Lincoln a la espera de noticias, vemos como unos oficiales tras una derrota (de Sheridan) emprenden una galopada a caballo entre sus tropas par alentarlos (tiene efluvios al clímax de “El nacimiento de una nación”, pero aquí no desprende emoción alguna). El final de la guerra se nos muestra a través del general confederado Robert E. Lee (Hobart Bosworth), al que vemos compasivo y afligido tras darse cuenta de su debacle, y lo vemos llorar sobre su almohada (por cierto defendía un modo de vida de ‘caballeros’ blancos que tenían el derecho a tener a negros de esclavos). Tras esto vemos una cena donde de buenas a primeras nos enteramos que ha habido unas elecciones y Abe ha sido reelegido como presidente. Tras ello vemos otra recreación del magnicidio (ya lo había rodado Griffith en “El nacimiento de una nación”), donde en la previa de comenzar (14/04/1865) la infame obra de teatro “Our American Cousin” en el Teatro Ford en Washington D.C., hace a petición del público un discurso (no fue así), donde se mezclan citas del famoso discurso de Gettysburg y el segundo discurso de toma del poder. Ello para dar más trascendencia a su asesinato.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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