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Voto de TOM REGAN:
7
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18 de mayo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
75/05(08/05/19) Sugerente ópera prima del director australiano Justin Kurzel, un drama truculento con punzantes dosis de thriller, con un guión de Shaun Grant basado en la historia real de los asesinatos de Snowtown, inspirado en los libros Killing for Pleasure por Debi Marshall y The Snowtown Murders por Andrew McGarry, se acerca al mayor asesino en serie (John Bunting) del país oceánico (conocidos como los crímenes de los barriles) a través de uno de sus tres cómplices, James Vlassakis (encarnado por un notable debutante Lucas Pittaway), de 16 años. El realizador demuestra pericia proyectando un mundo marginal que cincela un microcosmos opresivo, donde todo el mundo es de personalidad gris, gente que sobrevive en urbanizaciones suburbanas mugrientas, con patios basurero, donde el sol no existe pues el cielo es constantemente nublado, un macabro relato con goteo de gore, que combina de modo inquietante con un sentido del humor oscuro, un film de claro sentido naturalista, de los que cala en su incomodidad, de los que te hace removerte en tu asiento por la crudeza de la historia, donde asistimos a violaciones masculinas, descuartizamientos de canguros, tortura explícita, un garrote vil, para ofrecer un metraje escalofriante. Un estudio de personalidad estremecedor en la figura de un psicópata (John Bunting) embestido de motivaciones que se tornan en excusa para sus ansias asesinas, un tipo de sonrisa serena que esconde a un manipulador carismático, encarnado por un fascinante Daniel Henshall. No es un film fácil de recomendar, y es que su estructura narrativa resulta un tanto confusa, se obvia información para comprender lo que estamos viendo, con lo que se tarda en centrarse el espectador, máxime cuando comienza como una película sobre los abusos un muchacho de muy baja estima, y luego vira hacia como una mente de carácter fuerte va alienando a toda una familia. Aparte de Henshall y Greene, los actores eran lugareños sin experiencia en la actuación, a quienes Kurzel había encontrado en el área donde ocurrieron los asesinatos, la mayoría del Parque Davoren.
Kurzel edifica un entramado de telaraña asfixiante que se va cerrando sobre ti a medida que avanza su asfixiante atmósfera, mediante un prisma singular de las mentes psicópatas, un retrato trémulo de la maldad escondida tras espurios pretextos, con motivaciones que parecen justicieros y solo se rebelan como un modo de manipular una mente inteligente y de fuerte carácter a los que tiene a su alrededor, sabiendo mover sus resortes de fragilidad en favor propio. Bunting parece en la vida del protagonistas Jamie como un referente moral, como un guía paternal que lo alienta a escapar de su baja autoestima para que la revierta en ansias vengativas contra el mundo, cuando en realidad las violaciones y vejaciones físicas a que era sometido, pasan a ser violaciones psíquicas debidas a como Bunting lo domina a su antojo para su beneficio asesino. Bunting es un líder con ansias mesiánicas que se cree por encima del bien y del mal, llega a una familia disfuncional como especie de salvador con una vena homicida enfermiza que dirige contra todo lo que cree escoria humana, comienza como alguien que levanta el espíritu de Jamie, hace la justicia que las autoridades son incapaces, pero esto no es más que un camino sin fin donde Bunting irá involucrando a gente débil para sean de su criminal camarilla de ayudantes.
Todo esto visto a través de los ojos de un joven apocado, que es violado por su hermanastro y vejado por su “canguro”, que ve en el recién llegado a su hogar la brújula que seguir, le alienta, le da vigor, le hace el desayuno, va a iglesia con ellos, crea un vínculo con él que nunca ha tenido, es su héroe, con un poder de sugestión formidable demostrado en las reuniones vecinales donde da discursos incendiarios contra la “escoria humana”. Y llegados a un punto crítico el voluble Jamie pasa de ser víctima a asesino, podría verse como un acto de misericordia, pero ya ha cruzado la línea que Bunting buscaba, y ya está de modo turbador bajo el influjo total de un Bunting al que desea complacer en todo cual discípulo. Lo cual solo muestra como marca a fuego el entorno donde uno crece, Jamie vive en un entorno deprimente y patético, un barrio feo, xenófobo, homófobo, surcado por pedófilos, drogadictos, y psicópatas, dejando patente subliminalmente el abandono de las autoridades.
La cinta respira una tensión latente perpetua, donde la violencia se respira en cada esquina oscura, te llega un aire tóxico permanente ya candente desde ese inicio que te hace mirar con acritud la pantalla con la violación masculina a Jamie, y el modo flemático con que lo acepta el sodomizado, para luego ver como siguen las humillaciones con un vecino pedófilo. Kurzel ha puesto el listón de las desdichas e inmundicias humanas a una altura que ya deja patente sus ganas de realismo desgarrador de un ambiente envenenado, desarrollado con una intensidad seca que por momento llega a dar dentera. Donde el salpiqueo de salvajismo deja mal cuerpo, con ese descuartizamiento de canguro para “adornar” la casa del pedófilo, el modo de pintar las ventanas con helado de los mismos con FAG (en el argot inglés: “maricón”)
No es un film para todos los paladares, primero por lo complicado de digerir lo que cuenta, no tienes asideros morales, todos los personajes son malos en diferentes niveles, no te dejan salida en este laberinto Avernal, te dejaran el estómago revuelta algunas escenas que se mueven en el terreno de la pornografía de humillación sexual y de brutalidad atávica gráfica. Además el modo de contarla despistará, donde información nos es hurtada, pues los lazos familiares son una nebulosa hay que sobreentenderlos, cuasi- no hay certezas, la entrada y salida de personajes resulta difusa, hay elipsis que te desorientan, cercenamiento de datos cruciales, con lo que las lagunas deben ser rellenadas de forma subliminal, tardas en entender de qué va,… (sigo en spoiler)
Kurzel edifica un entramado de telaraña asfixiante que se va cerrando sobre ti a medida que avanza su asfixiante atmósfera, mediante un prisma singular de las mentes psicópatas, un retrato trémulo de la maldad escondida tras espurios pretextos, con motivaciones que parecen justicieros y solo se rebelan como un modo de manipular una mente inteligente y de fuerte carácter a los que tiene a su alrededor, sabiendo mover sus resortes de fragilidad en favor propio. Bunting parece en la vida del protagonistas Jamie como un referente moral, como un guía paternal que lo alienta a escapar de su baja autoestima para que la revierta en ansias vengativas contra el mundo, cuando en realidad las violaciones y vejaciones físicas a que era sometido, pasan a ser violaciones psíquicas debidas a como Bunting lo domina a su antojo para su beneficio asesino. Bunting es un líder con ansias mesiánicas que se cree por encima del bien y del mal, llega a una familia disfuncional como especie de salvador con una vena homicida enfermiza que dirige contra todo lo que cree escoria humana, comienza como alguien que levanta el espíritu de Jamie, hace la justicia que las autoridades son incapaces, pero esto no es más que un camino sin fin donde Bunting irá involucrando a gente débil para sean de su criminal camarilla de ayudantes.
Todo esto visto a través de los ojos de un joven apocado, que es violado por su hermanastro y vejado por su “canguro”, que ve en el recién llegado a su hogar la brújula que seguir, le alienta, le da vigor, le hace el desayuno, va a iglesia con ellos, crea un vínculo con él que nunca ha tenido, es su héroe, con un poder de sugestión formidable demostrado en las reuniones vecinales donde da discursos incendiarios contra la “escoria humana”. Y llegados a un punto crítico el voluble Jamie pasa de ser víctima a asesino, podría verse como un acto de misericordia, pero ya ha cruzado la línea que Bunting buscaba, y ya está de modo turbador bajo el influjo total de un Bunting al que desea complacer en todo cual discípulo. Lo cual solo muestra como marca a fuego el entorno donde uno crece, Jamie vive en un entorno deprimente y patético, un barrio feo, xenófobo, homófobo, surcado por pedófilos, drogadictos, y psicópatas, dejando patente subliminalmente el abandono de las autoridades.
La cinta respira una tensión latente perpetua, donde la violencia se respira en cada esquina oscura, te llega un aire tóxico permanente ya candente desde ese inicio que te hace mirar con acritud la pantalla con la violación masculina a Jamie, y el modo flemático con que lo acepta el sodomizado, para luego ver como siguen las humillaciones con un vecino pedófilo. Kurzel ha puesto el listón de las desdichas e inmundicias humanas a una altura que ya deja patente sus ganas de realismo desgarrador de un ambiente envenenado, desarrollado con una intensidad seca que por momento llega a dar dentera. Donde el salpiqueo de salvajismo deja mal cuerpo, con ese descuartizamiento de canguro para “adornar” la casa del pedófilo, el modo de pintar las ventanas con helado de los mismos con FAG (en el argot inglés: “maricón”)
No es un film para todos los paladares, primero por lo complicado de digerir lo que cuenta, no tienes asideros morales, todos los personajes son malos en diferentes niveles, no te dejan salida en este laberinto Avernal, te dejaran el estómago revuelta algunas escenas que se mueven en el terreno de la pornografía de humillación sexual y de brutalidad atávica gráfica. Además el modo de contarla despistará, donde información nos es hurtada, pues los lazos familiares son una nebulosa hay que sobreentenderlos, cuasi- no hay certezas, la entrada y salida de personajes resulta difusa, hay elipsis que te desorientan, cercenamiento de datos cruciales, con lo que las lagunas deben ser rellenadas de forma subliminal, tardas en entender de qué va,… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… tanto me pasó a mí que cuando llevaba la mitad tuve que volver al principio, esto entorpece el entendimiento y lastra el resultado final, entiendo que es un modo original de contarlo, pero no por ello puede ser bueno.
El director solidifica los cimientos de su relato con tres actuaciones superlativas, dos de ellos actores primerizos (Pittaway y Harris): Lucas Pittaway como Jamie Vlassakis, un adolescente introvertido, dócil, sugestionable, muchacho que desprende ternura y compasión por el modo en que el entorno lo destroza. El actor lo encarna derrochando patetismo, con unos ojos negros que parecen desprender vacío interior, ves en su gestualidad la inanidad, te crees como queda maravillado por el influjo de Bunting, ves en su arco de desarrollo credibilidad gradual en su comportamiento de joven que se deja llevar por el brillo de alguien seguro de sí mismo como Bunting, fenomenal, trémulo el modo en que entra de lleno en la “secta” criminal Bunting, me refiero al modo en que estrangula a un tipo (no quiero spoilear), lo hace en medio de lloriqueos; Daniel Henshall como el carismático John Bunting, pétreo, duro, gurú, ojos que irradian electricidad, sonrisa cínica embrujadora, se auto-erige en patriarca familiar, absorbente actuación de un tipo que cual maestro de marionetas mueve a los de a su alrededor a su antojo mesiánico, de una intensidad dramática vibrante; Louise Harris como Elizabeth, una madre soltera estropeada, arrugada, pusilánime, que también cae rendida bajo la magnética personalidad de John Bunting. La novel actriz da una lección de mesura, contención desprendiendo ordinariez y ser una persona huera y manejable.
La puesta en escena resulta sensacional en su primordial función de expandir un estado de ánimo acorde con la historia, con un excelente diseño de producción de Fiona Crombie (“La favorita”), recreando el feista escenario del barrio deprimente en Smithfield Plains (Australia del Sur), suburbio exterior del área metropolitana de Adelaide; potenciado por la gran cinematografía de Adam Arkapaw (“Macbeth”), imantando nuestra atención en este sub mundo sucio, gris, de cielos apagados, donde el sol no aparece, con enfatizados de slows, con muchos planos-secuencia que agudiza la sensación de realismo cuasi-documental, donde la sordidez climática nos cala; Todo esto punteado por la neurálgica música de Jed Kurzel (hermano del director), melodías ominosas electrónicas que se entrelazan con las imágenes de modo epidérmico.
Spoiler:
Momentos recordables: La violación masculina del inicio; El modo en que John Buting presiona a su pederasta vecino para se vaya, descuartizando un canguro y extendiendo sus restos pro las fachada del pedófilo; Bunting le pregunta a Jamie, "Te gusta que te jodan (por lo que le hace su hermanastro)?" Jamie tras pensárselo dice que no, y John le replica "Entonces, por qué no haces algo al respecto? Cuándo vas a hacer crecerte un par de bolas?"; El tramo que más queda en la retina es la de la tortura en la bañera al hermanastro de Jamie, le arranca de modo visualmente explícito las uñas de los pies, terminando con Jamie cruzando la línea cuando estrangula al de la bañera, no se sabe si por lástima o ira contra él, pero lo hace con lágrimas en los ojos, esto se encadena de modo perturbador con la madre Lizzy metida en la bañera y preguntándose porque se habrá ido su hijo (le forzaron a grabar un mensaje diciendo se marchaba de allí, antes de matarlo);
Film sugerente para los que esperen un relato que te remueva y te provoque reflexiones y emociones, aunque contrapesado por su narración entrecortada, cual si el montaje hubiera anulado tramos vitales para enterarnos sin vaivenes lo que ocurre. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/05/snowtown.html
El director solidifica los cimientos de su relato con tres actuaciones superlativas, dos de ellos actores primerizos (Pittaway y Harris): Lucas Pittaway como Jamie Vlassakis, un adolescente introvertido, dócil, sugestionable, muchacho que desprende ternura y compasión por el modo en que el entorno lo destroza. El actor lo encarna derrochando patetismo, con unos ojos negros que parecen desprender vacío interior, ves en su gestualidad la inanidad, te crees como queda maravillado por el influjo de Bunting, ves en su arco de desarrollo credibilidad gradual en su comportamiento de joven que se deja llevar por el brillo de alguien seguro de sí mismo como Bunting, fenomenal, trémulo el modo en que entra de lleno en la “secta” criminal Bunting, me refiero al modo en que estrangula a un tipo (no quiero spoilear), lo hace en medio de lloriqueos; Daniel Henshall como el carismático John Bunting, pétreo, duro, gurú, ojos que irradian electricidad, sonrisa cínica embrujadora, se auto-erige en patriarca familiar, absorbente actuación de un tipo que cual maestro de marionetas mueve a los de a su alrededor a su antojo mesiánico, de una intensidad dramática vibrante; Louise Harris como Elizabeth, una madre soltera estropeada, arrugada, pusilánime, que también cae rendida bajo la magnética personalidad de John Bunting. La novel actriz da una lección de mesura, contención desprendiendo ordinariez y ser una persona huera y manejable.
La puesta en escena resulta sensacional en su primordial función de expandir un estado de ánimo acorde con la historia, con un excelente diseño de producción de Fiona Crombie (“La favorita”), recreando el feista escenario del barrio deprimente en Smithfield Plains (Australia del Sur), suburbio exterior del área metropolitana de Adelaide; potenciado por la gran cinematografía de Adam Arkapaw (“Macbeth”), imantando nuestra atención en este sub mundo sucio, gris, de cielos apagados, donde el sol no aparece, con enfatizados de slows, con muchos planos-secuencia que agudiza la sensación de realismo cuasi-documental, donde la sordidez climática nos cala; Todo esto punteado por la neurálgica música de Jed Kurzel (hermano del director), melodías ominosas electrónicas que se entrelazan con las imágenes de modo epidérmico.
Spoiler:
Momentos recordables: La violación masculina del inicio; El modo en que John Buting presiona a su pederasta vecino para se vaya, descuartizando un canguro y extendiendo sus restos pro las fachada del pedófilo; Bunting le pregunta a Jamie, "Te gusta que te jodan (por lo que le hace su hermanastro)?" Jamie tras pensárselo dice que no, y John le replica "Entonces, por qué no haces algo al respecto? Cuándo vas a hacer crecerte un par de bolas?"; El tramo que más queda en la retina es la de la tortura en la bañera al hermanastro de Jamie, le arranca de modo visualmente explícito las uñas de los pies, terminando con Jamie cruzando la línea cuando estrangula al de la bañera, no se sabe si por lástima o ira contra él, pero lo hace con lágrimas en los ojos, esto se encadena de modo perturbador con la madre Lizzy metida en la bañera y preguntándose porque se habrá ido su hijo (le forzaron a grabar un mensaje diciendo se marchaba de allí, antes de matarlo);
Film sugerente para los que esperen un relato que te remueva y te provoque reflexiones y emociones, aunque contrapesado por su narración entrecortada, cual si el montaje hubiera anulado tramos vitales para enterarnos sin vaivenes lo que ocurre. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/05/snowtown.html