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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Animación. Aventuras. Fantástico. Infantil En una nevada noche de Navidad, un niño emprende un extraordinario viaje en tren hacia el Polo Norte. A partir de ese momento empieza una aventura que le servirá para conocerse a sí mismo y que le enseñará que la magia puede estar siempre presente en la vida a condición de creer en ella. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
03(03/01/13) Robert Zemekis vuelve a experimentar en el campo de la animación con la adaptación homónima del cuento infantil de Chris Van Allsburg de 1985 de 28 páginas, en el que el realizador nos ha bombardeado con una explosión visual apoteósica, un relato navideño rebosante de buenas intenciones, sobre un niño sin nombre que comienza a dudar sobre el espíritu navideño. Lo malo es que tras la preciosa estética se esconde la nada en formato candidez infantil. Zemekis explora el ‘perfomance capture’, los actores reales mediante chips de movimiento colocados en sus cuerpos reflejan en la pantalla personajes de animación que se acercan en mucho a la realidad, aunque aún le faltan en expresividad en los rostros. Tom Hanks (también productor) es la estrella interpretando gracias a este método a 6 personajes, al niño sin nombre, a su padre, al revisor, al maquinista, al polizón,

Un niño en Nochebuena no puede dormir excitado por la llegada de Papa Noel, aún así el siente dudas sobre la magia de la Navidad, está alerta para escuchar cualquier señal que le haga creer, faltan 5 minutos para la medianoche y un sonido atronador lo sobresalta, se asoma por la ventana, un tren a vapor negro se acerca por en medio de su desierta calle, frena en frente de su casa, oye un silbido, el chico baja a la calle en pijama y con una bata, el revisor le espera e invita a que suba, le pregunta que hacia donde van y le responde que al Polo Norte, es el Polar Express, se sube y el vagón está repleto de niños en pijama, comenzando entonces una trepidante aventura que le llevará a la ciudad donde reside Papa Noel, en el tren se hará amigo de tres chicos, un sabelotodo, un tímido y pobre, y una dicharachera niña, y todos en pos de llegar al lugar de donde salen todos los regalos navideños.

Robert Zemekis coescribe el guión junto a William Broyles jr. (‘Naufrago’, ‘Apolo13’ o ‘Banderas de Nuestros padres’) y les queda un libreto demasiado inocente, muy banal, una fábula muy edulcorada donde todo me resulta forzado y sin poder de calado. Queda la impresión de que el viaje iniciático del niño no es más que el vehículo con el que Zemekis experimentará con esta técnica. En este camino Zemekis se olvida de los importante, de emocionar, de imprimirnos sensaciones, de crear personajes por los que sintamos empatía, y no la inanidad. Es un relato simplón, lineal, sin giros, sin sorpresas, todo previsible, los toques de solidaridad, compañerismo, amistad, me quedan superfluos y sin profundidad. Para enmascarar esta liviandad y vaguedad en el guión Zemekis incrusta algunas escenas visualmente impresionantes, en pos de que nos sintamos en una montaña rusa, trepidante pero insustancial. La moralina de que es bueno que seamos niños me resulta dada por toques demasiado materialistas, solo creeré si lo veo, solo creeré en los regalos, cuántos niños deberían ser incrédulos? La perdida de la inocencia no tiene porque ser mala, es dejar de vivir en una fantasía.

Como bien he leído la historia se asemeja muchísimo a la de ‘El Mago De Oz’, un niño seguirá en vez de las baldosas amarillas la vía del tren para alcanzar su premio espiritual, la fe perdida, por el camino hallará otros compañeros que anhelan algún otro regalo espiritual, ansiando ellos la humildad, el coraje y la confianza, y por supuesto Oz no es otro que Papa Noel, pero la inocencia es tal que aquí no hay brujas malvadas, no hay villanos, todo es tan azucarado que no es apto a diabéticos.
Como ya he mencionado hay escenas que a pesar del penoso guión quedan en la retina por su gran imaginación, el billete que se lleva el aire cual pluma en ‘Forrest Gump’ (también de Zemekis), llegando a pasar por las garras de un águila, y es te a su vez pasa por una sinuosa garganta, o el baile de los camareros cuando sirven el chocolate, o cuando los frenos del Polar Express fallan y el tren se desboca en un descomunal descarrilamiento, con un sensacional descenso por una montaña, así como el deslizamiento por un lago helado, o la brillante llegada al Polo Norte (no me imaginaba que esta ciudad fuese una urbe industrial de edificios ladrillo rojo), esto enmarcado en una hermosa ambientación, una grandiosa labor de diseño de producción de Rick Carter (‘Parque Jurásico’, ‘Inteligencia Artificial’ o ‘Avatar’), paisajes montañosos, cascadas, preciosa nieve cayendo, travellings imponentes, ayudados por una excelente fotografía de Don Burgess (habitual de Zemekis, ‘Forrest Gump’, ‘Naufrago’ o ‘El Vuelo’) y Robert Presley (habitual de Zemekis en la animación, ‘Beuwulf’ o ‘Cuento de Navidad’), y esto adornado por la evocadora música navideña de Alan Silvestri (otro habitual del director, ‘Quien Engañó A Roger Rabbit?’ o ‘Regreso Al Futuro’). Lástima que todo este buenhacer este al servicio de un guión tan mediocre, la hondura de calado es nula, llegando a su clímax final y convirtiéndose este en un aquelarre de elfos que te deja indiferente. Tampoco ayuda su esquemática construcción de personajes, todos clichés sin alma.
En conjunto nos queda un enorme y lindísimo envoltorio, recubierto de resplandecientes motivos navideños, pero al abrielo ves un gran vacío con el que solo pueden llegar a disfrutar los menores de diez años, el resto pueden obtener placer con algunas escenas forzadas pero bonitas. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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