126/06(10/06/12) Muy entretenida cinta de acción que nos viene de Indonesia que basa las luchas en un arte marcial propio del país, el Pencak Silat, una frenética propuesta que no da respiro desde su inicio nos involucra en un universo claustrofóbico que por momentos me recuerda a un cruce entre Cube y Resident Evil, eso sí, con una carencia de profundidad enorme. Cuenta como en la periferia de Yakarta hay un edificio de 15 plantas de apartamentos, en el que se fábrica droga, el lugar es una fortaleza con multitud de despiadados asesinos, está dominado por un mafioso, Tama Riyadi (inane Ray Sahetapy) que tiene cámaras de vigilancia por todas partes, allí es enviado 20 agentes de un grupo de élite para destruir los laboratorios y detener al capo, pero una vez dentro el bloque se convierte en una ratonera del que será muy complicado salir con vida. Con este simple argumento se desarrolla un relato trepidante, desde los quince minutos que empiezan la acción apenas hay remansos de calma, la cámara es un vertiginoso actor más, con escenas de tensión, como su primer tramo enloquecido en que los swat se refugian en un piso y deben abrirse paso a hachazos a través de de paredes y suelos para ir huyendo, o cuando dos swat se esconden en una doble pared, pero donde este producto se hace fuerte es en las descomunales coreografías de las peleas, con asfixiantes planos-secuencias magistralmente orquestadas, con una dirección y montaje de los enfrentamientos extraordinaria, con armas de fuego, con los machetes, martillos, cuchillos y sobre todo los puños, y las patadas son las estrellas un baile de violencia que duele, donde la brutalidad y salvajismo primario es arrollador, con unos pasillos interminables de los que no paran de salir malos cual cucarachas, recordando por momentos a Oldboy. La sucia y feista puesta en escena es muy buena, nos traslada a un cosmos cuasi-apocaliptico. Su virulencia de brutalidad es hiperrealista, es una bacanal sanguinaria donde los golpes repetidos en los huesos parecen no dañar, incluso hay quien puede pelear como si nada con un cristal en el cuello, y es que el aire del film es como de un videojuego, es como un Tekken donde los personajes pierden su carácter de carne y hueso, y se convierten en autómata. Esta es la gran carencia de la película, los personajes carecen de alma, son meros estereotipos, donde los tópicos se suman uno tras otro, incluso el villano es un cero en carisma maligno, de personalidad plana, y es que los actores todo lo extraordinario que tienen en fisicidad lo restan en capacidad de interpretación, derivando esto en que te enganchan las luchas pero dándote igual lo que les pase a los contendientes, esto se suma a la previsible y folletinesca profundidad que le quieren dar con la subtrama de hermanos, roza el ridículo. Sumado lo bueno y lo malo me da un 6, es un pasatiempo adrenalitico que cumple con creces. Reseñable es la dinámica y vigorosa música de Mike Shinoda de Linkin Park. Fuerza y honor!!!