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Voto de TOM REGAN:
7
7,3
3.115
Cine negro. Drama
Tres amigos de la infancia, Martha, Walter y Sam, comparten un terrible secreto. Con el paso del tiempo, la ambiciosa Martha (Stanwyck) y el pusilánime Walter (Douglas) se han casado: ella es una brillante y fría empresaria, y él es el fiscal del distrito; una combinación perfecta para dominar a su antojo la ciudad de Iverstown. Pero el inesperado regreso de Sam (Heflin) a la ciudad, después de muchos años de ausencia, perturba ... [+]
28 de febrero de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
23/23(31/01/02) Buen film de cine negro realizado por el ruso Lewis Milestone, auscultando como nos marca el pasado para el resto de nuestra vida, ello en un microcosmos de personajes oscuros, abigarrados, ambiciosos, atormentados, amorales, lo que viene siendo el género mencionado. Guión escrito por Robert Rossen (“El político” o “El buscavidas”), y del no acreditado Robert Riskin (“Sucedió una noche” o “Vive como quieras”), basándose en el cuento "Love Lies Bleeding" del dramaturgo John Patrick (“Alta sociedad” o “Como un torrente”).
Arranca una noche lluviosa en una ciudad industrial de Pennsylvania llamado Iverstown, la chica de trece años Martha Ivers (Janis Wilson) intenta escapar de la tutela de su rica tía (Judith Anderson), su plan es huir en tren con un humilde chico, Sam Masterson (Darryl Hickman), pero es atrapada y devuelta a casa. Tras un incidente en la mansión Ivers la tía muere de modo truculento, con lo que ahora pasará toda la fortuna a manos de su única heredera, Martha. Entonces se produce una elipsis temporal un par de décadas más tarde, asentada Martha como la poderosa empresaria plenipotenciaria de Iverstown. Tendrá importancia en el relato la adulta Martha (Barbara Stamwyck), el adulto Sam (Van Heflin), Walter O'Neil (de joven Mickey Kuhn, de adulto Kirk Douglas), hijo del asesor de la familia Ivers, O’Neil (Romano Bohnen), y una joven ex presidiaria Antonia "Toni" Marachek (Lizabeth Scott).
Cinta de ritmo fluido, con diálogos sabrosos, componiendo situaciones tensas e intensas, con actuaciones de calado emocional por su vigor y emanación de mundo interior efervescente, desembocando todo en un final incisivo y de arraigo (spoiler), aunque su epílogo se siente un poco fuera de lugar, de hecho Milestone se negó a rodarlo, se disgustó con el productor de la película, Hal B. Wallis (“Casablanca” o “El halcón maltés”) y dijo que nunca volvería a trabajar con él, cumpliéndolo. Radiografía con saña el poder de los recuerdos, el amor obsesivo, la duda, el miedo, la sospecha, la manipulación del dinero, la codicia, la corrupción moral, etc. Un sórdido melodrama con efluvios fatalistas que a medida que avanza se hace más y más malsano, la atmósfera se va cerrando, el ambiente se hace opresivo, donde las pasiones más bajas (el amor y la avaricia) son enfrentadas, dándose lugar asesinatos, despotismo, chantajes, sobornos, adulterios, o suicidios, ello en un microcosmos de personajes mezquinos, donde se hace un ataque incipiente a como los ricos manipulan a su antojo y degradan todo a su alrededor, la perversidad del poder egoístamente manejado, de cómo los débiles son ultrajados y sacrificados en pos de sus retorcidos objetivos, donde prima la amoralidad, el mal aplasta al bien sin pudor, un enfoque pesimista de la sociedad, como es propio en el noir.
Aún con todo lo bueno hay algunos elementos y recursos de guión que no han envejecido bien, que la acartonan un “poquito”, ejemplo es que el “vagabundo” Sam este de un lado al otro del país y vaya a estrellarse a la ciudad de Martha, cogido con pinzas. Tampoco es creíble el temor de Martha a que Sam la culpe del asesinato de su tía, pues en el peor de los casos sería la palabra de un “buscavidas” contra una poderosa millonaria con el fiscal del lugar como esposo, vamos que sería aplastado Sam como una cucaracha, falta solidez en este y en otros aspectos.
Kirk Douglas debutó en la pantalla grande con este film, el productor Hal B. Wallis estaba camino a Nueva York a buscar nuevos talentos cuando se topó con Humphrey Bogart y Lauren Bacall, le sugirieron ir a ver una obra teatral y allí fichó a Kirk Douglas, en contraste con los papeles que le hicieron mítico, de duro y de carácter visceral, aquí es un tipo frágil y manipulado por su mujer, lo hace con realismo en su rostro y en su lenguaje gestual, notable. Barabara Stanwyck demuestra ser una diva carismática, de porte regio, altiva, arrogante, excelente composición de la femme fatale, exigiendo la actriz para sí una iluminación determinada, al parecer la personalidad real y la ficticia del personaje se tocaban, pues Barbara exigía no ser eclipsada en su presencia, demandando a Van Heflin que con ella en escena no hiciera el truco de la moneda rodando por su puño, él no obedeció y la intérprete encolerizó. Van Heflin es el que más tiempo está en pantalla, con una actuación de enjundia, mostrándose con energía, con electricidad, con aire de sabérselas todas, con sonrisa pícara, es la brújula moral de la narración, envuelto sin querer en una espiral que parece engullirlo, muy bueno. Lizabeth Scott resulta una bonita presencia, pero sin demasiado fuste.
Arranca una noche lluviosa en una ciudad industrial de Pennsylvania llamado Iverstown, la chica de trece años Martha Ivers (Janis Wilson) intenta escapar de la tutela de su rica tía (Judith Anderson), su plan es huir en tren con un humilde chico, Sam Masterson (Darryl Hickman), pero es atrapada y devuelta a casa. Tras un incidente en la mansión Ivers la tía muere de modo truculento, con lo que ahora pasará toda la fortuna a manos de su única heredera, Martha. Entonces se produce una elipsis temporal un par de décadas más tarde, asentada Martha como la poderosa empresaria plenipotenciaria de Iverstown. Tendrá importancia en el relato la adulta Martha (Barbara Stamwyck), el adulto Sam (Van Heflin), Walter O'Neil (de joven Mickey Kuhn, de adulto Kirk Douglas), hijo del asesor de la familia Ivers, O’Neil (Romano Bohnen), y una joven ex presidiaria Antonia "Toni" Marachek (Lizabeth Scott).
Cinta de ritmo fluido, con diálogos sabrosos, componiendo situaciones tensas e intensas, con actuaciones de calado emocional por su vigor y emanación de mundo interior efervescente, desembocando todo en un final incisivo y de arraigo (spoiler), aunque su epílogo se siente un poco fuera de lugar, de hecho Milestone se negó a rodarlo, se disgustó con el productor de la película, Hal B. Wallis (“Casablanca” o “El halcón maltés”) y dijo que nunca volvería a trabajar con él, cumpliéndolo. Radiografía con saña el poder de los recuerdos, el amor obsesivo, la duda, el miedo, la sospecha, la manipulación del dinero, la codicia, la corrupción moral, etc. Un sórdido melodrama con efluvios fatalistas que a medida que avanza se hace más y más malsano, la atmósfera se va cerrando, el ambiente se hace opresivo, donde las pasiones más bajas (el amor y la avaricia) son enfrentadas, dándose lugar asesinatos, despotismo, chantajes, sobornos, adulterios, o suicidios, ello en un microcosmos de personajes mezquinos, donde se hace un ataque incipiente a como los ricos manipulan a su antojo y degradan todo a su alrededor, la perversidad del poder egoístamente manejado, de cómo los débiles son ultrajados y sacrificados en pos de sus retorcidos objetivos, donde prima la amoralidad, el mal aplasta al bien sin pudor, un enfoque pesimista de la sociedad, como es propio en el noir.
Aún con todo lo bueno hay algunos elementos y recursos de guión que no han envejecido bien, que la acartonan un “poquito”, ejemplo es que el “vagabundo” Sam este de un lado al otro del país y vaya a estrellarse a la ciudad de Martha, cogido con pinzas. Tampoco es creíble el temor de Martha a que Sam la culpe del asesinato de su tía, pues en el peor de los casos sería la palabra de un “buscavidas” contra una poderosa millonaria con el fiscal del lugar como esposo, vamos que sería aplastado Sam como una cucaracha, falta solidez en este y en otros aspectos.
Kirk Douglas debutó en la pantalla grande con este film, el productor Hal B. Wallis estaba camino a Nueva York a buscar nuevos talentos cuando se topó con Humphrey Bogart y Lauren Bacall, le sugirieron ir a ver una obra teatral y allí fichó a Kirk Douglas, en contraste con los papeles que le hicieron mítico, de duro y de carácter visceral, aquí es un tipo frágil y manipulado por su mujer, lo hace con realismo en su rostro y en su lenguaje gestual, notable. Barabara Stanwyck demuestra ser una diva carismática, de porte regio, altiva, arrogante, excelente composición de la femme fatale, exigiendo la actriz para sí una iluminación determinada, al parecer la personalidad real y la ficticia del personaje se tocaban, pues Barbara exigía no ser eclipsada en su presencia, demandando a Van Heflin que con ella en escena no hiciera el truco de la moneda rodando por su puño, él no obedeció y la intérprete encolerizó. Van Heflin es el que más tiempo está en pantalla, con una actuación de enjundia, mostrándose con energía, con electricidad, con aire de sabérselas todas, con sonrisa pícara, es la brújula moral de la narración, envuelto sin querer en una espiral que parece engullirlo, muy bueno. Lizabeth Scott resulta una bonita presencia, pero sin demasiado fuste.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La puesta en escena resulta elegante, con notable dirección artística de Hans Dreier (“Sunset Boulevard” o “Un lugar en el sol”), y John Meehan (“La heredera” o “20.000 leguas de viaje submarino”), rodándose en los Paramount Studios en Hollywood, recreando con esmero la ciudad de Iverstown, los interiores de bares, despachos, y sobre todo la decadente mansión Ivers, también se rueda en un cruce de vías de la Southern Pacific Railroad (para la escena del arranque), y esto potenciado por la fotografía en glorioso b/n de Victor Milner (“Un ladrón en la alcoba” o “Las tres noches de Eva”), resaltando en sus maximizados tonos grisáceos el drama de la historia, jugando con la oscuridad, los claroscuros, las sombras, filmando con contrapicados a Barbara Stanwyck para elevar su malévola figura, con sentidos primeros planos. Destacable es el diseño de vestuario, sobremanera el lujoso de la Stanwyck, obra de la icónica Edith Head (“Vértigo” o “El golpe”), ganadora de 8 Oscars (la mujer que más ha conseguido) y 28 nominaciones. La música del húngaro Miklós Rózsa (“El ladrón de Bagdad” o “Ben-Hur”), atomiza la intensidad e inquietud melodramática con un score de influencias jazzísticas, acentuado esto por leitmotivs para cada rolo importante, se añade la canción (en los créditos de inicio) original “Strange love”, con melodía del compositor y letra de Edward Heyman (“Sabrina” o “El último magnate”)
Spoiler:
La escena final en que Martha y Walter quedan solos en su mansión, tras irse Sam, en que ella le fuerza a él a dispararle abrazados, y a continuación él se balea también, es delo más trágico, simbólico de lo pernicioso que han sido el uno para el otro, una conclusión con ínfulas shakesperianas, excelente reflejo de la podredumbre moral en que convivían. Lo malo es su epílogo dulzón, con Sam yendo a recoger a “Toni” para huir los dos de Iverstown, una nota almibarada que chirría con el resto del relato.
El director Lewis Milestone dejó la película durante varios días en huelga de simpatía con un conjunto de decoradores. En su ausencia, la película fue dirigida por Byron Haskin , que no recibió crédito de la pantalla.
Recomendable a los que gusten de buenos melodramas, bien urdidos, entretejiendo un aire denso de amoralidad venenosa. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
La escena final en que Martha y Walter quedan solos en su mansión, tras irse Sam, en que ella le fuerza a él a dispararle abrazados, y a continuación él se balea también, es delo más trágico, simbólico de lo pernicioso que han sido el uno para el otro, una conclusión con ínfulas shakesperianas, excelente reflejo de la podredumbre moral en que convivían. Lo malo es su epílogo dulzón, con Sam yendo a recoger a “Toni” para huir los dos de Iverstown, una nota almibarada que chirría con el resto del relato.
El director Lewis Milestone dejó la película durante varios días en huelga de simpatía con un conjunto de decoradores. En su ausencia, la película fue dirigida por Byron Haskin , que no recibió crédito de la pantalla.
Recomendable a los que gusten de buenos melodramas, bien urdidos, entretejiendo un aire denso de amoralidad venenosa. Fuerza y honor!!!