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Voto de TOM REGAN:
7
6,4
1.824
Drama
Adaptación del drama homónimo de Shakespeare. Otelo, el paradigma universal del hombre celoso, es un oficial moro que está enamorado de Desdémona. En una ocasión, tiene que abandonar la ciudad e ir a Chipre al frente del ejército de la República de Venecia. Cuando Desdémona y Casio llegan a la isla, el traidor Yago convence a Otelo de que Desdémona le ha sido infiel con Casio. (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2023
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47/18(18/02/23) Buena adaptación del clásico del bardo de Avon, teniendo entre sus atractivos a un (veterano en las lides de Shakespeare) Kenneth Branagh sensacional transmutado en un perverso Yago, uno de los grandes villanos de la historia del teatro, al que el actor norirlandés da vida con un vigor Homérico, hace que su rol en principio tras Othello, por su poderío se convierte en protagonista, con un sentido divertido del histrionismo juega con Othello tanto como con el espectador con sus constantes guiños de romper la cuarta pared, con un cinismo pérfido, una mordacidad oscura, un genio en ir sembrando la semillita de los celos en su superior militar y luego ir regándola poco a poco, en este celoso del favoritismo hacia alguien que no es él, y desarrolla una pieza de inteligencia de superioridad que lo convierte en un genial Maestro de Marionetas Humanas, radiante en su explosividad expresiva jugueteando como un gato con un ratón antes de comérselo, Sublime.
Con motivo de San Valentín-Día de los enamorados me suelo ver versiones de dos obras shakesperianas, una que habla del amor puro juvenil como es “Romeo y Julieta”, y otra que va sobre el amor enfermizo, el posesivo, el patológico, me refiero al que surge de “Othello” y a esta segunda publicada escrita alrededor de 1603, siendo la primera representación de la tragedia que se tiene noticia el 1 de noviembre de 1604 en el palacio de Whitehall de Londres, adaptación del cuento del escritor italiano Giovanni Battista Giraldi (Cinthio) "Un Capitano Moro" de su Gli Hecatommithi (1565). Dirige y adapta el debutante inglés Oliver Parker, acortando el texto original a la mitad, pero sabiendo mantener intacto el espíritu, aportando una agilidad y fluidez narrativa notable, exponiendo las pasiones, obsesiones, y miserias humanas, sintetizando en apenas dos horas la historia, haciéndome una vez más que aun sabiendo el funesto final, espero que algo cambie, que no se llegue al triste desenlace, y esto es mérito de conseguir empatizar con los personajes. Parker hasta entonces director de teatro, esto se puede intuir por cierto tono de las tablas que tiene en la frugalidad de escenarios, también en como Yago habla al espectador, aunque esto ha intentado subsanarlo el realizador con algunos recursos estéticos, como son muy buenos primeros planos, algunos pensamientos de Othello que se hacen visuales, o las secuencias de sexo. Siendo una producción con poco estilo visual realmente, se deja la mayor parte del gancho en las actuaciones, todas buenas, con gran calidad en los secundarios como Nathaniel Parker como Cassio, Michael Maloney como Roderigo y sobre todo una brillante Anna Patrick como la doncella de Desdémona, Emilia, sensacional como sabe encontrar su lugar para dar impronta de actriz con carácter marcado.
Esta se considera la primera de las varias llevadas al cine por un gran estudio que tiene a un actor negro (actores famosos blancos lo habían encarnado como Emil Jannings [en versión muda], Orson Wells, Sergei Bondarchuk, Laurence Olivier, o Anthony Hopkins) como Othello (hay un par anteriores independientes protagonizadas por Ted Lange y otra por Yaphet Kotto), en la época de Shakespeare los actores que le daban vida lo hacían con el rostro pintado de negro, aquí tenemos a la figura de un neófito en lo que a Shakespeare se refiere como es el actor estadounidense Laurence Fishburne como Othello, una hirviente encarnación con la cabeza rapada y algún tatuaje que le dan un toque amenazante, cargado de carisma a la par que dejando atisbar sus debilidades humanas. El actor le imprime intensidad, orgullo, visceralidad, y sobre todo tras su fortaleza física se halla un tipo con grietas y debilidades humanas, como es su sugestibilidad, con arrebatos de ira contenida escalofriantes, con despliegue de furia aterradora que desborda en la sentida secuencia del atroz ‘crimen’, con gran química en las escenas con Iago, se ve sometido por la astucia del villano, conmoviendo en el rush final, consiguiendo que empaticemos con él y deseemos lo inevitable. Quizás se le puede achacar que le cueste surjan chispas en su relación con Desdémona, igual soy yo, pero me ha resultado algo forzados sus ententes, mejor en la proyección de celos que en la del amor, aunque su escena final compensa con un ardor de sentimiento abrasante que desgarra.
La actriz parisina Irène Jacob da vida a la desgraciada Desdémona, lo hace transmitiendo mundo interior, calor, cariño por Otelo, aunque a este le cuesta corresponder, emite dulzura, amor, pureza, y esto hace que nos cale su odisea de dolor que culmina en la cama en la ya clásica escena del estrangulamiento, ella intentando pedir árnica de tiempo, anhelamos la tenga y se salga de lo esperado, pero incluso en sus últimos momentos, cuando le falta el aire es capaz de tener un acto de cariño con Othello acariciando su cabeza, una heroína trágica entrañable.
Con motivo de San Valentín-Día de los enamorados me suelo ver versiones de dos obras shakesperianas, una que habla del amor puro juvenil como es “Romeo y Julieta”, y otra que va sobre el amor enfermizo, el posesivo, el patológico, me refiero al que surge de “Othello” y a esta segunda publicada escrita alrededor de 1603, siendo la primera representación de la tragedia que se tiene noticia el 1 de noviembre de 1604 en el palacio de Whitehall de Londres, adaptación del cuento del escritor italiano Giovanni Battista Giraldi (Cinthio) "Un Capitano Moro" de su Gli Hecatommithi (1565). Dirige y adapta el debutante inglés Oliver Parker, acortando el texto original a la mitad, pero sabiendo mantener intacto el espíritu, aportando una agilidad y fluidez narrativa notable, exponiendo las pasiones, obsesiones, y miserias humanas, sintetizando en apenas dos horas la historia, haciéndome una vez más que aun sabiendo el funesto final, espero que algo cambie, que no se llegue al triste desenlace, y esto es mérito de conseguir empatizar con los personajes. Parker hasta entonces director de teatro, esto se puede intuir por cierto tono de las tablas que tiene en la frugalidad de escenarios, también en como Yago habla al espectador, aunque esto ha intentado subsanarlo el realizador con algunos recursos estéticos, como son muy buenos primeros planos, algunos pensamientos de Othello que se hacen visuales, o las secuencias de sexo. Siendo una producción con poco estilo visual realmente, se deja la mayor parte del gancho en las actuaciones, todas buenas, con gran calidad en los secundarios como Nathaniel Parker como Cassio, Michael Maloney como Roderigo y sobre todo una brillante Anna Patrick como la doncella de Desdémona, Emilia, sensacional como sabe encontrar su lugar para dar impronta de actriz con carácter marcado.
Esta se considera la primera de las varias llevadas al cine por un gran estudio que tiene a un actor negro (actores famosos blancos lo habían encarnado como Emil Jannings [en versión muda], Orson Wells, Sergei Bondarchuk, Laurence Olivier, o Anthony Hopkins) como Othello (hay un par anteriores independientes protagonizadas por Ted Lange y otra por Yaphet Kotto), en la época de Shakespeare los actores que le daban vida lo hacían con el rostro pintado de negro, aquí tenemos a la figura de un neófito en lo que a Shakespeare se refiere como es el actor estadounidense Laurence Fishburne como Othello, una hirviente encarnación con la cabeza rapada y algún tatuaje que le dan un toque amenazante, cargado de carisma a la par que dejando atisbar sus debilidades humanas. El actor le imprime intensidad, orgullo, visceralidad, y sobre todo tras su fortaleza física se halla un tipo con grietas y debilidades humanas, como es su sugestibilidad, con arrebatos de ira contenida escalofriantes, con despliegue de furia aterradora que desborda en la sentida secuencia del atroz ‘crimen’, con gran química en las escenas con Iago, se ve sometido por la astucia del villano, conmoviendo en el rush final, consiguiendo que empaticemos con él y deseemos lo inevitable. Quizás se le puede achacar que le cueste surjan chispas en su relación con Desdémona, igual soy yo, pero me ha resultado algo forzados sus ententes, mejor en la proyección de celos que en la del amor, aunque su escena final compensa con un ardor de sentimiento abrasante que desgarra.
La actriz parisina Irène Jacob da vida a la desgraciada Desdémona, lo hace transmitiendo mundo interior, calor, cariño por Otelo, aunque a este le cuesta corresponder, emite dulzura, amor, pureza, y esto hace que nos cale su odisea de dolor que culmina en la cama en la ya clásica escena del estrangulamiento, ella intentando pedir árnica de tiempo, anhelamos la tenga y se salga de lo esperado, pero incluso en sus últimos momentos, cuando le falta el aire es capaz de tener un acto de cariño con Othello acariciando su cabeza, una heroína trágica entrañable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tiene un comienzo sugestivo el film con esas góndolas surcando canales venecianos en la oscura noche brumosa, vemos a un tipo negro tumbado en una barca junta a una mujer blanca que se coloca una máscara blanca en su rostro: Vemos a Desdémona bajarse de una barca con un velo sobre su faz corriendo por una oscura callejuela y perderse en el interior de una edificación, saltamos a una reunión donde se habla de la amenaza turca a Chiprer y de que el único capaz de sofocar la invasión a la (entonces) isla en posesión del Ducado de Venecia es Othello con su tropa. Tras ello saltamos a ver unas manos negras que colocan un anillo a unas blancas, se abre el plano y en medio está un crucifijo, vemos a Desdémona y Othello contrayendo matrimonio, y dándose un beso, se abre más el plano y vemos que la escena la espían Roderigo y Iago, este último ya comienza a pergeñar su plan tras sus celos. En apenas cuatro minutos uy con gran agilidad narrativa Parker ha desplegado ya sus cartas, ha presentado a los personajes y su situación, ello con gran sentido estético pictórico inspirados en los renacentistas Veronese, Tiziano y Correggio, gracias a la buena labor en cinematografía de David Johnson (“Los Borgia”), que sabe en momentos determinados, dramáticamente sumir en las sombras y penumbras a Othello cual sumido por la oscuridad de su alma, como en la secuencia en que Iago carcome y manipula a Othello en los calabozos, este está sentado sobre un potro de tortura, ejemplificando la tortura alegórica a que es sometido hasta que explota en un ataque epiléptico. Como es brillante la secuencia clímax de la asfixia.
Como defectos pondría que me sobran las efectistas y artificiosas escenas de flash-backs figurados en que Othello se imagina tórridamente a Cassio con Desdémona. O lo hace el director por inseguridad en no saber transmitir a través de las emociones lo que piensa el protagonista, o es por afán erótico-comercial, cualquiera de las dos lo hacen un recurso prescindible; También el final me ha sido demasiado alargado, además de muy teatral, lejos del expresionismo gótico enardecedor del rush final de la adaptación más grande realizada hasta ahora, la de Orson Welles. Aunque unas taras que no contrapesan todo lo bueno.
La filmación tuvo lugar en Venecia y en el castillo Orsini-Odescalchi cerca de Roma.
Me queda una buena adaptación del clásico del Bardo. Gloria Ucrania!!!
Como defectos pondría que me sobran las efectistas y artificiosas escenas de flash-backs figurados en que Othello se imagina tórridamente a Cassio con Desdémona. O lo hace el director por inseguridad en no saber transmitir a través de las emociones lo que piensa el protagonista, o es por afán erótico-comercial, cualquiera de las dos lo hacen un recurso prescindible; También el final me ha sido demasiado alargado, además de muy teatral, lejos del expresionismo gótico enardecedor del rush final de la adaptación más grande realizada hasta ahora, la de Orson Welles. Aunque unas taras que no contrapesan todo lo bueno.
La filmación tuvo lugar en Venecia y en el castillo Orsini-Odescalchi cerca de Roma.
Me queda una buena adaptación del clásico del Bardo. Gloria Ucrania!!!