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Voto de TOM REGAN:
6
7,0
75.569
Acción. Intriga
La vida del doctor Richard Kimble, un reputado cirujano con una bella esposa y una lujosa casa en un elegante barrio de Chicago, se desmorona el día en que su mujer es brutalmente asesinada por un misterioso manco. Kimble es acusado del crimen y condenado a muerte. Mientras lo trasladan a la cárcel, el autobús donde viaja sufre un accidente que facilita la fuga de varios presos, entre ellos el propio Kimble. El detective Samuel Gerard ... [+]
27 de septiembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
204/18(24/09/18) Exitoso thriller (tercera película más taquillera de 1993 a nivel USA) de acción realizado por Andrew Davis, resulta bastante funcional y recordable por dos escenas (la del accidente del tren y la de la fantasiosa de tirarse el protagonista desde una gran altura por una presa), y por la actuación del gran Tommy Lee Jones (Oscar por esta labor). Más allá de estos picos la cinta se queda en interesante, amena, pero carente de un mínimo calado, con personajes clichés, diálogos inanes, y con metraje que cuanto más avanza más fuelle pierde. El ágil guión de Jeb Stuart (“La jungla de cristal”), y David Twohy (“Pitch Black”), se basan libremente en la serie homónima de televisión emitida por la cadena ABC de 1963 a 1967 del mismo nombre creada por Roy Huggins, en ella a lo largo de cuatro temporadas (120 episodios), su protagonista, David Janssen, da vida para la pequeña pantalla al Dr. Richard Kimble, papel que para esta adaptación al cine heredó Harrison Ford. La película se toma muchas libertades con la premisa original y personajes, tejiendo una historia apenas se parece a la que entretuvo al público televisivo. En aquel entonces, el Dr. Kimble estaba prófugo semana tras semana, y había más en cada episodio que la persecución. Ahora, sin embargo, el vuelo dura dos horas, y atrapar a los criminales es lo único que está en la mente de cualquiera. La cinta tiene su núcleo en el clásico juego de la caza del gato al ratón, en este caso desdoblado, y es que el felino es un majestuoso Tommy Lee Jones, y el roedor sería Harrison Ford, pero este último a su vez es también gato en las pesquisas en que se sumerge en la segunda mitad del metraje poen un relato muy sencillo, que en su segunda mitad se hace moroso en una investigación del protagonista perseguido, esto acentuado por una previsibilidad rayando en lo rancio. Eso sí los amantes de los thrillers de acción convencionales con persecuciones, asesinatos, peleas, accidentes, explosiones, saltos imposibles, fiestas del Día San Patricio, disfrutaran. Es indignante para todo buen cinéfilo que el mismo año en que se estrenó “La edad de la inocencia”, “Misterioso asesinato en Manhattan”, “Atrapado por su pasado”, “Vidas cruzadas”, “Una historia del Bronx”, “Atrapado en el tiempo”, o “Un mundo perfecto”, estas se quedaran fuera de las nominadas y si estuviera este producto palomitero, un insulto a la calidad cinematográfica. “El fugitivo” fue Nominado para siete Premios de la Academia, incluida Mejor Película; Jones ganó el Oscar al Mejor Actor de Reparto. El éxito provocó una secuela, en 1998, US Marshals, con Tommy Lee Jones en su rol de Gerard, pero sin Ford, Wsley Snipes recogió el testigo en un rol calcado.
La cinta tiene un rush inicial absorbente en su poder de generar atención, con un montaje vibrante que mediante el intercalado del aciago presente del protagonista alternándose con el trágico pasado visto en flash-back en blanco y negro, con el crimen, y el posterior juicio, enfatizando la tensión de lo que vemos, un trepidante inicio que desemboca cual traca final en el accidente del bus de presos encadenado con el choque con el tren, todo un alarde de proyectar tensión. Todo con una tremenda capacidad de síntesis en que nos describen la personalidad del protagonista, tipo que es capaz de poner en peligro su vida por salvar a un malherido guardia de la muerte, esto mientras debe salir por la angosta ventana del vehículo, cuando lo hace su visión es la de una locomotora que se acerca de modo inexorable parta arrollarlo, en una imagen como bien he leído recuerda a otra protagonizada por el actor Ford en la spielbergiana “En busca del Arca Perdida”, en que debe huir al inicio de una enorme roca que rueda contra él. Esta potente y tremenda secuencia hecha sin los desnaturalizados CGI, sin miniaturas, se utilizó un tren a tamaño real, y realizada en una sola toma, añadiendo posteriormente a Harrison a la escena, quedando una escena impresionante. Luego entra en acción el estajanovista implacable agente federal Sam Gerard, con su peculiar equipo y fiel equipo, imponiendo una caza salvaje por medio del bosque, derivando en los túneles de una presa (que recuerda a la mítica persecución a Harry Lime en el final de “El tercer hombre”, 1949), hasta esa famosa escena en que Richard a punta con la pistola a Gerard y le dice “Yo no maté a mi esposa” y el hierático Marshall responde “No me importa”, y entonces Kimble salta desde la enorme altura de aparentemente cientos de metros sobre las aguas de la presa. Hasta aquí la cinta te mantiene magnetizado en su frenético ritmo. Pero este tramo de aventuras vira hacia un thriller urbano y a partir de aquí, cuando llegamos con Richard a Chicago la cinta va perdiendo aire, con una investigación ramplona y poco creíble del protagonista, la persecución se agarrota, se pierde intriga y solidez, con situaciones a las que hay que dar patente de corso para tragarlas.
Sencillo congeniar con injusticias que sufre Richard Kimble, encima que su esposa fue matada, fue sentenciado injustamente a muerte, por lo que sus deseos de redimirse pasan a ser los nuestros, desdamos que primero escape y que luego encuentre al culpable. Por lo que el espectador se engancha a su obsesión, con él saltamos de un bus en las vías del tren, huimos por un bosque, nos alimentamos de hierba, corremos por alcantarillas, saltamos por presas, nos infiltramos en un hospital, salvamos la vida de un chaval, se cose heridas en plan Rambo, esquivamos a los federales durante un desfile del Día de San Patricio de los federales por peleamos contra un malvado en un tren, hasta llegar al clímax final en el terrado de un hotel.
Puesta en escena notable para infundir el ritmo elevado, empezando por un fenomenal diseño de producción de J. Dennis Washington (“Un pueblo llamado Dante’s Peak”), filmando en bellos parajes naturales en Carolina del Norte; Tennesse; Chicago… (sigue en spoiler)
La cinta tiene un rush inicial absorbente en su poder de generar atención, con un montaje vibrante que mediante el intercalado del aciago presente del protagonista alternándose con el trágico pasado visto en flash-back en blanco y negro, con el crimen, y el posterior juicio, enfatizando la tensión de lo que vemos, un trepidante inicio que desemboca cual traca final en el accidente del bus de presos encadenado con el choque con el tren, todo un alarde de proyectar tensión. Todo con una tremenda capacidad de síntesis en que nos describen la personalidad del protagonista, tipo que es capaz de poner en peligro su vida por salvar a un malherido guardia de la muerte, esto mientras debe salir por la angosta ventana del vehículo, cuando lo hace su visión es la de una locomotora que se acerca de modo inexorable parta arrollarlo, en una imagen como bien he leído recuerda a otra protagonizada por el actor Ford en la spielbergiana “En busca del Arca Perdida”, en que debe huir al inicio de una enorme roca que rueda contra él. Esta potente y tremenda secuencia hecha sin los desnaturalizados CGI, sin miniaturas, se utilizó un tren a tamaño real, y realizada en una sola toma, añadiendo posteriormente a Harrison a la escena, quedando una escena impresionante. Luego entra en acción el estajanovista implacable agente federal Sam Gerard, con su peculiar equipo y fiel equipo, imponiendo una caza salvaje por medio del bosque, derivando en los túneles de una presa (que recuerda a la mítica persecución a Harry Lime en el final de “El tercer hombre”, 1949), hasta esa famosa escena en que Richard a punta con la pistola a Gerard y le dice “Yo no maté a mi esposa” y el hierático Marshall responde “No me importa”, y entonces Kimble salta desde la enorme altura de aparentemente cientos de metros sobre las aguas de la presa. Hasta aquí la cinta te mantiene magnetizado en su frenético ritmo. Pero este tramo de aventuras vira hacia un thriller urbano y a partir de aquí, cuando llegamos con Richard a Chicago la cinta va perdiendo aire, con una investigación ramplona y poco creíble del protagonista, la persecución se agarrota, se pierde intriga y solidez, con situaciones a las que hay que dar patente de corso para tragarlas.
Sencillo congeniar con injusticias que sufre Richard Kimble, encima que su esposa fue matada, fue sentenciado injustamente a muerte, por lo que sus deseos de redimirse pasan a ser los nuestros, desdamos que primero escape y que luego encuentre al culpable. Por lo que el espectador se engancha a su obsesión, con él saltamos de un bus en las vías del tren, huimos por un bosque, nos alimentamos de hierba, corremos por alcantarillas, saltamos por presas, nos infiltramos en un hospital, salvamos la vida de un chaval, se cose heridas en plan Rambo, esquivamos a los federales durante un desfile del Día de San Patricio de los federales por peleamos contra un malvado en un tren, hasta llegar al clímax final en el terrado de un hotel.
Puesta en escena notable para infundir el ritmo elevado, empezando por un fenomenal diseño de producción de J. Dennis Washington (“Un pueblo llamado Dante’s Peak”), filmando en bellos parajes naturales en Carolina del Norte; Tennesse; Chicago… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Aunque casi la mitad de la película se desarrolla en zonas rurales de Illinois, gran parte principal se rodó en el condado de Jackson en Carolina del Norte, en las Grandes Montañas Humeantes; Esto filtrado por excelente cinematografía del gran Michael Chapman (“Toro Salvaje”), llena algunos fotogramas de panorámicas bellas de los bosques, o de Chicago, como gloriosa la toma de la cascada de agua por la que se lanza Kimble; Esto en miscelánea con el vibrante montaje de un equipo de seis (Don Brochu; David Finfer; Dean Goodhill; Dov Hoenig; Richard Nord; Dennis Virkler), no dejan respiro, sobre todo en el ya alabado primer tramo; Suma una bien amoldada música creada por James Newton Howard (“El Sexto Sentido”), rebosante de energía dinámica.
Harrison Ford da muestras de su porte de everyman, tan a lo James Stewart, tipo con el que es fácil empatizar, transmite bondad, nobleza, integridad, inteligencia, sabiendo emitir un registro emocional estimable (tampoco nunca ha sido un deshecho expresivo a lo De Niro, aunque lo nominaran al Globo de Oro por este Kimble), sabe dotar de naturalidad a su esquivo personaje, aunque aquí su oratoria queda muy limitada a escasas frases, la mayor parte del tiempo huye o investiga ojo avizor. Por cierto el recurso de que al principio parezca un homeless y luego para pasar desapercibido se rejuvenezca resulta gracioso; Pero el auténtico Titán es el carismático Tommy Lee Jones como el Marshall Samuel Gerard, sensacional encarnación de la rectitud, del sentido del deber, de la soberbia, su pétrea y arrugado rostro es formidable como deja entrever emociones, su hieratismo y flema con incisivas grietas, arrojando un humor cínico seco punzante, hace de un líder extraordinario, de cómo maneja las situaciones con electricidad, y temple; Resto del elenco no pasan de esbozantes muletas, eso sí, cumpliendo su cometido el siempre bueno Jeroen Krabbé como el colega de Kimble, Joe Pantoliano como el fiel lugarteniente de Gerard, o Sela Ward como la esposa asesinada de Richard; Destacar la aparición de Julianne Moore, entonces desconocida, en un rol escaso per dejando vigor, era algo más extensa su participación, pero la edición lo cercenó.
Spoiler:
No puedo digerir Richard Kimble salta al vacío desde decenas de metros por la presa y salga indemne, es para lo estudie Iker Giménez, simplemente porque sí, por lo menos nos tenían que haber contado que Kimble tenía súper-poderes y era indestructible, si es humano no es posible creérselo, que sí, quedará espectacular, pero hay suspender los niveles mínimos de realidad para tragárlo; Tampoco entiendo ese tramo final en que Richard ha descubierto quien es el responsable de sus desdichas y va a por él al hotel, que pretendía? Matarlo para ser acusado de asesinato? Lo lógico hubiera sido ofrecer las pruebas a la policía y ya está, además no aporta nada este clímax anticlimático, resulta metido con calzador para veamos lo malo malísimo que es el Dr. Charles Nichols, hiriendo a un policía y queriendo disparar al Gerard, un atropello a la lógica, pues que gana el Dr. Con esta espiral violenta? Un subrayado absurdo a la maldad del villano, sutilmente descrito hasta entonces; Por cierto, resulta bastante difícil de creer que durante las investigaciones previas de la policía cuando mataron a la mujer de Richard nadie diera con el manco y mucho menos con sus motivaciones, y el Dr. Kimble en un par de ratos, perseguido por la ley es capaz de desentrañarlo todo, lo dicho anteriormente, deberían habernos dicho que tenía súper-poderes y todo habría cobrado más sentido; Además como buen súper-héroe su lucha no zoilo es por hacer justicia con su esposa y con él, es por salvar al mundo, y es que al destapar la conspiración farmacéutica, libra al mundo de una medicina tóxica.
En conjunto me queda una interesante, aunque sobrevalorada cinta de acción. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/09/el-fugitivo.html
Harrison Ford da muestras de su porte de everyman, tan a lo James Stewart, tipo con el que es fácil empatizar, transmite bondad, nobleza, integridad, inteligencia, sabiendo emitir un registro emocional estimable (tampoco nunca ha sido un deshecho expresivo a lo De Niro, aunque lo nominaran al Globo de Oro por este Kimble), sabe dotar de naturalidad a su esquivo personaje, aunque aquí su oratoria queda muy limitada a escasas frases, la mayor parte del tiempo huye o investiga ojo avizor. Por cierto el recurso de que al principio parezca un homeless y luego para pasar desapercibido se rejuvenezca resulta gracioso; Pero el auténtico Titán es el carismático Tommy Lee Jones como el Marshall Samuel Gerard, sensacional encarnación de la rectitud, del sentido del deber, de la soberbia, su pétrea y arrugado rostro es formidable como deja entrever emociones, su hieratismo y flema con incisivas grietas, arrojando un humor cínico seco punzante, hace de un líder extraordinario, de cómo maneja las situaciones con electricidad, y temple; Resto del elenco no pasan de esbozantes muletas, eso sí, cumpliendo su cometido el siempre bueno Jeroen Krabbé como el colega de Kimble, Joe Pantoliano como el fiel lugarteniente de Gerard, o Sela Ward como la esposa asesinada de Richard; Destacar la aparición de Julianne Moore, entonces desconocida, en un rol escaso per dejando vigor, era algo más extensa su participación, pero la edición lo cercenó.
Spoiler:
No puedo digerir Richard Kimble salta al vacío desde decenas de metros por la presa y salga indemne, es para lo estudie Iker Giménez, simplemente porque sí, por lo menos nos tenían que haber contado que Kimble tenía súper-poderes y era indestructible, si es humano no es posible creérselo, que sí, quedará espectacular, pero hay suspender los niveles mínimos de realidad para tragárlo; Tampoco entiendo ese tramo final en que Richard ha descubierto quien es el responsable de sus desdichas y va a por él al hotel, que pretendía? Matarlo para ser acusado de asesinato? Lo lógico hubiera sido ofrecer las pruebas a la policía y ya está, además no aporta nada este clímax anticlimático, resulta metido con calzador para veamos lo malo malísimo que es el Dr. Charles Nichols, hiriendo a un policía y queriendo disparar al Gerard, un atropello a la lógica, pues que gana el Dr. Con esta espiral violenta? Un subrayado absurdo a la maldad del villano, sutilmente descrito hasta entonces; Por cierto, resulta bastante difícil de creer que durante las investigaciones previas de la policía cuando mataron a la mujer de Richard nadie diera con el manco y mucho menos con sus motivaciones, y el Dr. Kimble en un par de ratos, perseguido por la ley es capaz de desentrañarlo todo, lo dicho anteriormente, deberían habernos dicho que tenía súper-poderes y todo habría cobrado más sentido; Además como buen súper-héroe su lucha no zoilo es por hacer justicia con su esposa y con él, es por salvar al mundo, y es que al destapar la conspiración farmacéutica, libra al mundo de una medicina tóxica.
En conjunto me queda una interesante, aunque sobrevalorada cinta de acción. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/09/el-fugitivo.html