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Voto de TOM REGAN:
6
6,4
13.218
Thriller. Drama. Acción
La guerra contra los cárteles de la droga se ha intensificado en la frontera entre EE.UU. y México a medida que éstos se han metido en el negocio de tráfico de personas, introduciendo en suelo americano a terroristas islámicos. Para hacer frente a esta nueva guerra sucia, el agente federal Matt Graver (Josh Brolin) planea una idea para que los carteles se enfrenten entre ellos. Para ello volverá a reclutar para la peligrosa misión al ... [+]
30 de octubre de 2018
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123/06(07/10/18) Tenía puestas muchas esperanzas en esta secuela de la formidable “Sicario” (2015), porque aunque no está a los mandos el solvente director canadiense Dennis Villeneuve, pero le suple el prometedor realizador italiano Stefano Sollima, responsable de series televisivas en genero thriller tan potentes como “Gomorra” o “Roma criminal”, en la cinematografía no está el gran Roger Deakins, creador de secuencias extraordinarias, pero está el polaco Dariusz Wolski (“El cuervo”, “Dark City”, “Prometheus”,…), no está el artífice de la ominosa música, el fallecido (murió en febrero de 2018, a él está dedicado el film) islandés Jóhan Jóhannsson, pero está su colaborador, el violonchelista Hildur Guonadóttir, no está la excelente brújula moral que era Kate (Emily Blunt), pero si permanecen los carismáticos Benicio del Toro y Josh Brolin, y además el guión es el mismo, Taylor Sheridan, con lo que mimbres para hacer una buena película había. Pero mi gozo en un pozo al ver que la ambigüedad moral, los personajes, el estilo, la crítica social, todo ha quedado prostituido en un relato con claras ínfulas a la (muy sobrevalorada) reciente “Logan” (2017), tan llena de tópico y recursos retorcidos donde hay que poner en sus pensión la credibilidad, como escasa en momentos para el recuerdo (como sí lo era la entrega primera). Lo peor es que las pautas marcadas en la original quedan aquí violentadas en pos de efectismos, donde la otra jugaba con ser cercana a la realidad aquí lo hace con tramos inverosímiles, donde incluso se puede ver un cierto grado de asunción de las ideas del ahora presidente Trump sobre los peligros que hay en la frontera México-USA, de cómo se pueden colar incluso terroristas islamistas, dando razones bélicas a los seguidores trumpianos para actuar de modo cruento en este tema migratorio, ello en un trama que sirve de deux machine al inicio, pero luego se olvida por el camino. Unos protagonistas pétreos en la primera parte que aquí al necesitar de un arco de desarrollo se les inocula comportamientos no acorde con la coherencia, como si al faltar el personaje de Kate hubiera que de algún hacer venir su (en parte) “decencia” a la historia, pero esto se nota impostado y nada verisímil, cuando a demás todo se nota superficial, sin rascar en los caracteres. Aquí el análisis del maquiavelismo de lo difusa que puede ser la línea entre el bien y el mal queda en algo simplista, sin reflexión alguna, sin dilemas morales, sin el nihilismo que envolvía la cinta de Villeneuve, como aquello de que la violencia solo engendrará más violencia, cinta falta de matices y complejidad que hizo de la de 2015 una cinta fascinante.
Tiene un comienzo sugestivo, con un grupo de personas cruzando la frontera sur de Estados Unidos, son sorprendidos por agentes de la ley que los detienen, entonces uno de los inmigrantes hace explotar su chaleco de explosivos, tras esto, los agentes descubren mantas de rezo islámico. Damos un salto temporal y en el espacio, estamos en Kansas City, y asistimos a un atentado terrorista en un gran almacén, dos hombres bomba explotan sembrando el caos y la destrucción, queda un último terrorista en la puerta con el mando en la mano, una mujer con su hijita incomprensiblemente se acerca a él para salir por la puerta, entonces el hombre se hace reventar. Un epílogo que puede prometer algo de sustancia política y de reflexión, pero con el devenir del desarrolla se torna en manipulador y tramposo, pues a la postre esto no llega ni a McGuffin, pero gancho para incautos.
La complejidad y ambigüedad moral con la que estaba bañada en ácido la de Villeneuve quedan aquí anuladas en una sucesión de hechos lineales, monocordes, donde los personajes reacciona por imperativo del guión, pues lo orgánicamente fluido queda atrofiado en comportamientos arbitrarios. El interés aumenta con el secuestro de la niña, se supone que la relación Alejandro-Isabel (Isabela Moner) será el núcleo de la cinta, pero el modo de afrontar la situación me resulta plana, resulta que Alejandro delinea un vínculo con la joven, pero este se produce por combustión espontánea, no hay nada que lo anticipe, simplemente porque sí, porque el relato necesita de este conflicto, entre el sentido del deber y la moralidad, pero no hay circunstancia que lo motive, ya que la relación de este con ella es cuasi-monosilábico, y cuando más hablan es cuando el Sicario ya ha decidido protegerla de todos, con lo que no tiene mucho sentido.
Hay otra subtrama sobre un chico mexicano, Miguel Hernández (correcto Elijah Rodríguez), que abandona la escuela para dedicarse a ser “coyote” (los que guían a emigrantes ilegales a cruzar la frontera Mx-USA), de cómo el gusto por el dinero fácil hace los más jóvenes entren en la delincuencia, son productos maleables están formando personalidades y pueden ser moldeados por gente amoral, en este caso su primo Héctor (David Castañeda), chavales sin referentes seducidos por el Mal. Esto es tratado de modo liviano y sin capacidad alguna de incisión, no llegan ni a pellizcos de monja lo que nos motiva; Hay otra sub-historia cuando aparece un sordomudo mexicano, Ángel (Bruno Bichir, actor mexicano de origen libanés hermano de Damian Bichir), este personaje rechina que solo está hay como percha para intentar humanizar a Alejandro.
Hay escenas muy bien montadas en la acción, queriendo evocar a la pretérita, sobre todo en el tramo del convoy USA con la niña que se adentra en México, centelleantes los tiroteos, con esa visión durante un tiempo desde la visión asustada de la niña dentro del Humvee, luego fuera la excelente coreografía en que se mueven los soldados. Este tramo se siente diáfanamente influido por el de la primera parte, pero desgraciadamente siendo entretenido y vibrante por momentos, no llega a tener momentos álgidos que recordar placenteramente, excitantes mientras los ves, pero de corta caducidad mental, adolecen de la imaginación y frescura de la del 2015… (sigue en spoiler)
Tiene un comienzo sugestivo, con un grupo de personas cruzando la frontera sur de Estados Unidos, son sorprendidos por agentes de la ley que los detienen, entonces uno de los inmigrantes hace explotar su chaleco de explosivos, tras esto, los agentes descubren mantas de rezo islámico. Damos un salto temporal y en el espacio, estamos en Kansas City, y asistimos a un atentado terrorista en un gran almacén, dos hombres bomba explotan sembrando el caos y la destrucción, queda un último terrorista en la puerta con el mando en la mano, una mujer con su hijita incomprensiblemente se acerca a él para salir por la puerta, entonces el hombre se hace reventar. Un epílogo que puede prometer algo de sustancia política y de reflexión, pero con el devenir del desarrolla se torna en manipulador y tramposo, pues a la postre esto no llega ni a McGuffin, pero gancho para incautos.
La complejidad y ambigüedad moral con la que estaba bañada en ácido la de Villeneuve quedan aquí anuladas en una sucesión de hechos lineales, monocordes, donde los personajes reacciona por imperativo del guión, pues lo orgánicamente fluido queda atrofiado en comportamientos arbitrarios. El interés aumenta con el secuestro de la niña, se supone que la relación Alejandro-Isabel (Isabela Moner) será el núcleo de la cinta, pero el modo de afrontar la situación me resulta plana, resulta que Alejandro delinea un vínculo con la joven, pero este se produce por combustión espontánea, no hay nada que lo anticipe, simplemente porque sí, porque el relato necesita de este conflicto, entre el sentido del deber y la moralidad, pero no hay circunstancia que lo motive, ya que la relación de este con ella es cuasi-monosilábico, y cuando más hablan es cuando el Sicario ya ha decidido protegerla de todos, con lo que no tiene mucho sentido.
Hay otra subtrama sobre un chico mexicano, Miguel Hernández (correcto Elijah Rodríguez), que abandona la escuela para dedicarse a ser “coyote” (los que guían a emigrantes ilegales a cruzar la frontera Mx-USA), de cómo el gusto por el dinero fácil hace los más jóvenes entren en la delincuencia, son productos maleables están formando personalidades y pueden ser moldeados por gente amoral, en este caso su primo Héctor (David Castañeda), chavales sin referentes seducidos por el Mal. Esto es tratado de modo liviano y sin capacidad alguna de incisión, no llegan ni a pellizcos de monja lo que nos motiva; Hay otra sub-historia cuando aparece un sordomudo mexicano, Ángel (Bruno Bichir, actor mexicano de origen libanés hermano de Damian Bichir), este personaje rechina que solo está hay como percha para intentar humanizar a Alejandro.
Hay escenas muy bien montadas en la acción, queriendo evocar a la pretérita, sobre todo en el tramo del convoy USA con la niña que se adentra en México, centelleantes los tiroteos, con esa visión durante un tiempo desde la visión asustada de la niña dentro del Humvee, luego fuera la excelente coreografía en que se mueven los soldados. Este tramo se siente diáfanamente influido por el de la primera parte, pero desgraciadamente siendo entretenido y vibrante por momentos, no llega a tener momentos álgidos que recordar placenteramente, excitantes mientras los ves, pero de corta caducidad mental, adolecen de la imaginación y frescura de la del 2015… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Como tampoco tiene un clímax satisfactorio, más bien parece un coitus interruptus preparado como cebo para la ya anunciada tercera parte (Todo por la Plata).
Benicio Del Toro demuestra un carisma y carácter arrollador, su mirada te atraviesa, sus silencios te rasgan, pero en esta entrega el misterio y el aura cuasi-mística que envolvía su rol ha quedado estropeada por el afán comercial. Tampoco es que su química con la niña sea llamativa, más fría que un iceberg; Josh Brolin vuelve a derrochar carácter nihilista, pose de duro, de badass pétreo, excelente en la escena en la sala de monitores de imágenes de drones, como domina el lugar dando órdenes concentrado, con zooms, rebobinados, seguimientos, maravilloso, lástima que al final s ele endulce de un modo torticero; Isabela Moner de muestra tener tablas en la actuación, pero su rol queda inane por lo poco que se ahonda en él; Catherine Keener como Cynthia Foards, la jefa de Matt, está en un papel en que sus enormes capacidades dramáticas quedan rasuradas al cero.
La puesta en escena resulta notable: Empezando por el fenomenal diseño de producción de Kevin Kavanaugh (“El Caballero oscuro” o “John Wick 2”), rodando en Albuquerque-New Mexico-USA, y algunos exteriores en México City, trasladándonos la sensación de estar al borde constante de la frontera, un lugar estéril e inhóspito; a lo que ayuda la buena fotografía de Dariusz Wolski, proyectando unos espacios áridos donde la vida le cuesta progresar, desiertos inmensos, carreteras polvorientas, disposiciones militares en los convoyes, imágenes aéreas, adaptándose la cámara a la acción de modo cuasi-documental, siendo su zenit la escena del tiroteo con la secuestrada, visto en parte desde el interior de Hunvee, como la indefensa Isabel; A imprimir ritmo y vigor en las escenas de acción contribuye la ágil edición de Matthew Newman (responsable de los montajes de los films de Nicolas Winding Refn; La música es obra de Hildur Guðnadóttir de claras resonancias a la primera, con melodías disonantes que nos golpean con turbación, pero no dejan el impacto que la de su compañero Jóhannsson.
Spoiler:
En la primer parte, al final, Alejandro entra en una gran hacienda, fuertemente guardada, y se carga a todo el que se encuentra. Llega a una cena familiar y se cargó a la mujer y los hijos del que se suponía era el que había ordenado matar a su esposa e hija, entonces que hace otra hija aquí?, Por cierto, en un momento dado Matt le dice muy solemne a Alejandro que esta vez no hay reglas, pero cuales hubo cuando entró en un país por un pasadizo ilegal, mató a un policía, a unos cuantos guardias, a una mujer y sus hijos?
Lo del tiroteo durante el convoy con la niña es lo mejor del film, pero que esto no provoque un conflicto militar entre Mx-USA, pero si unos soldados estadounidenses se han cargado a decenas de policías mexicanos en territorio de México, en un film que no se tome en serio a sí mismo puede colar, pero en este que tiene aspiraciones de acercarse a lo real descarrila más que el Tren sobre el Rio Kwai. Se supone el joven Miguel queda tocado emocionalmente por haber disparado (se supone letalmente a Alejandro), vuelvo a decir se supone pues se baja de la ranchera en marcha cuando va con sus colegas y se queda en medio del desierto, pues que motiva tendría más para hacer eso que no querer seguir en este mundo corrupto y de criminales? (hay más desatinos pero el límite de caracteres…)
Aunque me ha decepcionado, ha sido por medirla con la anterior, y es que como producto de entretenimiento ha cumplido, he pasado un rato con algunos picos de interés que han hecho que su metraje no haya sido aburrida. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/10/sicario-el-dia-delsoldado.html
Benicio Del Toro demuestra un carisma y carácter arrollador, su mirada te atraviesa, sus silencios te rasgan, pero en esta entrega el misterio y el aura cuasi-mística que envolvía su rol ha quedado estropeada por el afán comercial. Tampoco es que su química con la niña sea llamativa, más fría que un iceberg; Josh Brolin vuelve a derrochar carácter nihilista, pose de duro, de badass pétreo, excelente en la escena en la sala de monitores de imágenes de drones, como domina el lugar dando órdenes concentrado, con zooms, rebobinados, seguimientos, maravilloso, lástima que al final s ele endulce de un modo torticero; Isabela Moner de muestra tener tablas en la actuación, pero su rol queda inane por lo poco que se ahonda en él; Catherine Keener como Cynthia Foards, la jefa de Matt, está en un papel en que sus enormes capacidades dramáticas quedan rasuradas al cero.
La puesta en escena resulta notable: Empezando por el fenomenal diseño de producción de Kevin Kavanaugh (“El Caballero oscuro” o “John Wick 2”), rodando en Albuquerque-New Mexico-USA, y algunos exteriores en México City, trasladándonos la sensación de estar al borde constante de la frontera, un lugar estéril e inhóspito; a lo que ayuda la buena fotografía de Dariusz Wolski, proyectando unos espacios áridos donde la vida le cuesta progresar, desiertos inmensos, carreteras polvorientas, disposiciones militares en los convoyes, imágenes aéreas, adaptándose la cámara a la acción de modo cuasi-documental, siendo su zenit la escena del tiroteo con la secuestrada, visto en parte desde el interior de Hunvee, como la indefensa Isabel; A imprimir ritmo y vigor en las escenas de acción contribuye la ágil edición de Matthew Newman (responsable de los montajes de los films de Nicolas Winding Refn; La música es obra de Hildur Guðnadóttir de claras resonancias a la primera, con melodías disonantes que nos golpean con turbación, pero no dejan el impacto que la de su compañero Jóhannsson.
Spoiler:
En la primer parte, al final, Alejandro entra en una gran hacienda, fuertemente guardada, y se carga a todo el que se encuentra. Llega a una cena familiar y se cargó a la mujer y los hijos del que se suponía era el que había ordenado matar a su esposa e hija, entonces que hace otra hija aquí?, Por cierto, en un momento dado Matt le dice muy solemne a Alejandro que esta vez no hay reglas, pero cuales hubo cuando entró en un país por un pasadizo ilegal, mató a un policía, a unos cuantos guardias, a una mujer y sus hijos?
Lo del tiroteo durante el convoy con la niña es lo mejor del film, pero que esto no provoque un conflicto militar entre Mx-USA, pero si unos soldados estadounidenses se han cargado a decenas de policías mexicanos en territorio de México, en un film que no se tome en serio a sí mismo puede colar, pero en este que tiene aspiraciones de acercarse a lo real descarrila más que el Tren sobre el Rio Kwai. Se supone el joven Miguel queda tocado emocionalmente por haber disparado (se supone letalmente a Alejandro), vuelvo a decir se supone pues se baja de la ranchera en marcha cuando va con sus colegas y se queda en medio del desierto, pues que motiva tendría más para hacer eso que no querer seguir en este mundo corrupto y de criminales? (hay más desatinos pero el límite de caracteres…)
Aunque me ha decepcionado, ha sido por medirla con la anterior, y es que como producto de entretenimiento ha cumplido, he pasado un rato con algunos picos de interés que han hecho que su metraje no haya sido aburrida. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/10/sicario-el-dia-delsoldado.html