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Voto de Giulietha:
1
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6,2
15.514
Drama
En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Necesité varios días para recuperarme después de verla. Todavía me sigo preguntando ¿para qué la vi? No había visto nada de Pasolini, el profesor de Filosofía recomendó ver Edipo, y tenía esta ya bajada y el tema de las perversiones me intrigó más que la de la tragedia griega. Error. Como primera experiencia con este director, no quiero verlo más. No es que la película me pareció excesivamente repugnante, si llevara a un buen lugar, soportaría estoicamente las escenas nauseabundas. Es que me pareció una película que no conduce a nada, solo a mostrar los excrementos mentales del director, con pretensiones de ser algo artístico. Pero para mí el arte, el arte es otra cosa. El arte no es el orinal de Duchamp, ni tampoco las latas de mierda de Manzoni. Yo no comulgo con esa visión del arte, por más que me lo expliquen una y mil veces. Para mí el arte es la capacidad de transformar en algo bello (y digerible) las atrocidades, las perveresiones, la vileza, crudeza, la maldad y miseria humana diaria. Es trabajar sobre lo horrible hasta transformarlo. No es lo horrible expuesto en una tarima con un cartel con nombre, fecha y nombre del artista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y acá había mucha miseria para transformar: variadas parafilias. Coprofagia, sadismo, masoquismo, vouyerismo, exhibicionismo, urofilia, etcétera, desfilan sin pausa una tras otras, como orgullosas de sí mismas. Y solo eso. No pasa nada. No hay nada que traspase la pantalla, solo el hedor de las heces. Todo sucede como si nada, como si fuera algo normal, sin goce, sin locura, sin compasión, sin placer. Porque a pesar de todas esas prácticas sexuales destinadas a la obtención de placer del modo más extremo posible, no lo consigue. No lo consigue para el espectador ni tampoco para los protagonistas: los victimarios no gozan y las víctimas tampoco sufren. Es probable que los actores sean malos, porque no logran darle vida a sus personajes; o tal vez era el objetivo del director.
Por otra parte, algo que me llamó la atención, es la falta de sintonía y desconexión entre las escenas (muy buena fotografía), la música, las puestas en escena de los actores (muchas veces como cuadros) y los actores mismos. Era como ver dos películas: Clase "A" y Clase Z.
Por otra parte, algo que me llamó la atención, es la falta de sintonía y desconexión entre las escenas (muy buena fotografía), la música, las puestas en escena de los actores (muchas veces como cuadros) y los actores mismos. Era como ver dos películas: Clase "A" y Clase Z.