Cuarto episodio de la saga Resident Evil, basada en el popular videojuego de Capcom. Aun recuerdo cuando vi la primera, no me desagradó en absoluto, tenía intriga, acción, no llegaba a ser fiel al videojuego, pero era un digno guion. Pasamos a la segunda, en la cual comenzaba la historia a desvariar, salvando quizás el guiño a la saga con la inclusión de Némesis, mala película. Una tercera con un desarrollo post-apocalíptico, donde el miedo, la intriga, los giros del guion desaparecen, para desarrollarse como una mala película de acción. Y he aquí cuando me pongo a ver la cuarta.

La película es tan catastrófica como la tercera, eso sí, hay ciertos guiños a anteriores partes, como la inclusión de Chris Redfield (a manos de Wenworth Miller), manteniendo a Claire Refield (Ali Larter) y como no, la presencia de Albert Wesker (principal antagonista de la saga), que hacen más llevadero el despropósito al cual se ha llegado en esta saga.

La película la vuelve a retomar Paul Anderson, creador de la primera película,esperanzado estaba de ver un giro argumental capaz de mejorar lo visto anteriormente, pero ni más lejos de la realidad, la película sólo tiene acción, salvo el final (el cual no desvelaré, para dejaros lo poco de intriga a vuestro ver). Avanza a trompicones, sin ningún tipo de miedo, sólo con la incertidumbre de saber cual será el próximo "humano" en caer. Y pongo "humano" entre comillas porque apenas hay diferencias entre las actuaciones de los humanos de la de los zombis, pésimo. Eso sí, las escenas de acción esta mejor hechas que en anteriores partes, y Milla Jovovich sigue siendo lo mejor de la película (aunque lo de los clones, madre mía).

En definitiva, para los amantes de la saga, y seguidores de la acción y lo sobrenatural, probablemente os puede gustar la película, se puede llegar a ver, para todos los demás públicos exigentes sólo nos queda rezar para que sea la última de la saga.