Es complicado mantener el nivel de una saga. Y a fe mía que Sam Raimi ha logrado un conjunto de pelis muy entretenidas. Sin grandes alardes ni grandes ambiciones, con el único fin de entretener, ha logrado crear un universo propio donde la aventura y la acción se mezclan muy bien con el romance y el drama. Lo bueno de esta saga es que los héroes tienen flaquezas, cometen errores y se arrepienten, y los villanos no lo son tanto, más que nada es gente con mala suerte y mala estrella, que se han visto abocados a un destino cruel y fatal casi sin quererlo. Estamos lejos de los típicos estereotipos de las pelis de acción y aventuras, porque todos son muy, muy humanos. Y ahí radica la magia de esta saga.