Si el arte se midiera por los sentimientos que despierta o por el valor social, de reconciliación, Maixabel sería la mejor película del año en España. Me queda la duda de si habría tenido más reconocimientos si no hubiera miedos agazapados entre las sombras.
Que no se premie a Almodóvar es un bagaje que el manchego debe cargar por a saber qué mentalidades o qué discrepancias artísticas. Que se premie a de León es comprensible pero, disculpen la insistencia, Maixabel tendría que recibir al menos la gratitud de una sociedad que, sin ser vascos, vivimos el mismo miedo y la misma solidaridad hasta el comienzo de siglo. Y muchos hasta sin ser del todo conscientes. Por esto manifestaciones artísticas como Maixabel son necesarias. Por el pasado, por el presente y porque nos enseña que hay otras formas de disfrutar que no son las risas o los aspavientos.
Tosar se va de cabeza a la lista de los que no fallan nunca y sin hacer sombra a Portillo, que le hace sumar puntos.