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España España · valencia
Voto de el feroz:
2
Acción Cuando el crimen se extiende como una plaga, el teniente de policía Marion "Cobra" Cobretti es el único remedio para combatirlo. La misión de Cobra consiste, por una parte, en detener a los seguidores de una secta de asesinos y, por otra en proteger a Ingrid, la testigo de un asesinato cometido por la banda. Con lo que no cuenta es con la existencia de un "topo" en el departamento de policía, que se encargará de informar del escondite de la chica. (FILMAFFINITY) [+]
24 de enero de 2021
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Puesto que Cosmatos es el artífice de "Tombstone", un Western que a mí me encanta, prescindiré por ello de hacer alusiones personales y hablaré de "Cobra" mediante una simple síntesis.
Veamos: ¿qué tiene "Cobra: El brazo fuerte de la ley"?: Para empezar, una realización que de vulgar roza lo "chorroso", con esa acción filmada por media docena de cámaras cuyos puntos de vista se unen en un mareante montaje para que el mismo hecho sea visto de forma continua desde diferentes ángulos, montaje, hoy en día, decadente hasta el delirio.
Una Brigitte Nielsen que aparece como una especie de semblanza humana en cera, luciendo palmito, y primeros síntomas de androgenia a partes iguales. Un personaje principal que se presenta como apuesto "garrulo" encuerado, y que se encuentra a medio camino entre el David Hasselholf de "el coche fantástico" y un artista del "bondaje". Un Stallone, en sus horas más bajas, que tiene la delicadeza de obsequiarnos con un cambio de expresión cada treinta minutos del metraje (que no decaiga), tan inexpresivo, de hecho, que parece una parodia de sí mismo. Unos diálogos, en especial los del binomio protagonista, que rozan lo esperpéntico, rozando el paroxismo de los incorrecto (en el mal sentido) en una orgía de expresiones de machismo, o "machadas" según se prefiera. Y una estética ochentera, que de puro hortera, hace que lloren los ojos. Para culminar, un final tan previsible, que si se ve la película en un cine, se pueden hacer visitas continuas al "ambigú" sin temor a perderse algo.
En la década de los 90, la Compañía de viajes me obsequió con esta película a bordo de un autobús. ¡Menudas alforjas para el viaje! Me consuela siquiera, saber que esta película, con el tiempo, no se convertirá, por mor de un público de escaso criterio, en película de culto. Por lo menos así lo espero.
el feroz
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