Precipitado Remake del Spìderman de Sam Raimi, que presenta nuevas aventuras del personaje arácnido, sin conseguir hacer olvidar a su predecesora.
Los problemas de producción y el hecho que la saga creada por Sam Raimi comenzará a desvirtuarse, han conducido a este Remake, que nos vuelve a presentar los comienzos del hombre araña y nos trae a un nuevo enemigo.
El hecho de volver a presentar los orígenes del superhéroe, darle rostros nuevos y ofrecer novedades, era una tarea difícil y ha hecho que la trama resulte excesivamente previsible y no llegue a aportar verdaderas sorpresas.
La selección del reparto es joven y el actor principal que interpreta al hombre araña, Andrew Garfield, no llega a encajar con el perfil de perdedor estudioso al que no se le dan bien las chicas, llegando a resultar en muchos momentos demasiado creído.
Posiblemente haber sido seleccionado para interpretar al hombre araña, ha elevado la autoestima del actor, influyendo en su desmesurado entusiasmo.
Los efectos especiales no son deslumbrantes y en algunos momentos se abusa del empleo de la cámara en primera persona, para ofrecer la visión del hombre araña surcando los cielos de la ciudad empleando su tela de araña, con el fin de justificar el uso de imágenes en tres dimensiones.
El desarrollo de los personajes pretende ser más serio y dramático, de lo que en realidad es, intentando imitar la calidad mostrada por la saga del Batman de Christopher Nolan, pero sin conseguirlo, resultando un episodio ligero de las aventuras del hombre araña, sin gran repercusión.
El lagarto, se convierte en el nuevo villano de la función y a pesar de tener garras y una fuerza desmesurada, pasa sin pena ni gloria por el relato, no llega a ser lo contundente que se esperaba y ofrece un enfrentamiento que se limita a la fuerza bruta.
Dentro de la galería de personajes se echa en falta al director del periódico, Jonah Jameson, que esperemos sea recuperado en un futuro próximo de la saga.
La participación en el reparto de Sally field y Martin Sheen, como los tíos de Peter Parker son simplemente anecdóticos, sin llegar a aportar densidad al relato.
En resumidas cuentas, no deja de ser una nueva versión del hombre araña, que resulta ligera y en parte innecesaria, sin llegar a alcanzar las cotas de calidad esperadas, una producción de verano más.