Producción básica, correcta, insulsa, mediocre, sencilla y directa en la que se desarrolla la historia de dos hombres que harán lo posible por sacar beneficios económicos en plena época de la depresión, lo que les lleva a tomar los guantes y participar en peleas con las que conseguir dinero fresco.
El luchador, queda como una producción sencilla y previsible que se beneficia y saca el máximo partido de la química que se palpa y se siente entre sus dos estrellas protagonistas, Charles Bronson y James Coburn, para ofrecer un entretenimiento pasajero con el que poder disfrutar de combates y apuestas para sobrevivir en tiempos de precariedad..