Si algo caracteriza el cine de Park Chan-wook, es su empeño por ofrecer algo diferente a lo que esta acostumbrado el publico, algo que sobre pase los limites de la lógica y del sentido común, que llegue a remover los pensamientos del espectador, Con Stoker, Park da el salto al otro lado del charco y se atreve con una producción americana, para contar una de sus historias diferentes.
Desde los primeros minutos, ya se intuye y se aprecia el toque especial que otorga Park a sus productos, con imágenes incomodas y provocativas, que no hacen presagiar al espectador, lo que va a presenciar a cada instante.
Genera una atmósfera incomoda constante, desasosegante, donde el deseo, la envidia, los celos y la confusión son los pilares de una extraña familia.
Juega con la ambigüedad de sus personajes y de la propia historia, para generar suspense y momentos de verdadera confusión en el espectador, logrando de esta manera mantener la atención del espectador en todo momento.
En su afán de ofrecer algo diferente y sorprendente, la historia se tambalea por el abuso de circunstancias extrañas, que levantan demasiado pronto las sospechas alrededor de uno de los personajes y desvelando precipitadamente sus tendencias.
La relación existente entre los personajes y sus motivaciones se van desvelando progresivamente y todo adquiere lógica, en un cierre que encaja las piezas del puzzle que ha ido dejando por el camino Park, pero el hecho de que el final encaje con el principio, no hace que en su conjunto sea tan redonda como otras de sus películas.
Destacan las interpretaciones del trío protagonista, con una recuperada Nicole Kidman, junto a una deslumbrante y verdaderamente inquietante Mia Wasikowska.
Una correcta e interesante película, que intenta ser diferente, pero que no logra ser tan redonda como productos anteriores de su director.