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España España · Móstoles
Voto de lyncheano:
9
Drama. Romance Tae-suk es un joven que ocupa temporalmente viviendas cuyos habitantes están ausentes. Nunca roba ni ocasiona daños en los hogares de sus involuntarios anfitriones. En realidad, es una especie de fantasma que duerme en camas ajenas, come algo de las neveras de esos extraños y retribuye su forzada hospitalidad haciendo la colada o arreglando alguna que otra avería doméstica. Sun-hwa, que en tiempos fue una hermosa modelo, se ha visto ... [+]
28 de noviembre de 2007
43 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
La poesía de Kim Ki-Duk es menos accesible y más callada que la de Wong Kar-Wai. Al contrario que este, apenas utiliza el diálogo, pues no pone ni una sola palabra en labios de ninguno de los dos protagonistas a lo largo de todo el metraje. Además, tampoco utiliza la música con la intención de convertirla en el principal recurso dramático de la obra, sino que hace de ella un simple pero bello acompañamiento que evidencia su intención de convertir la cinta en algo distinto a un drama, quizá más próximo a la contemplación silenciosa despojada de todo juicio moral (aunque este es un tema que requeriría un análisis más en profundidad), o a la simple y directa decisión de abrir un interrogante intimista, personal y ambiguo en la mente del espectador. Además, su cine posee esa vena lúdica que encuentra en la venganza el recurso necesario para hacer justicia, un elemento que podemos identificar con claridad en el cine de Park Chan-Wook, lo que posiblemente nos venga a corroborar el espíritu cinematográfico de un país a caballo entre Oriente y Occidente como es Corea del Sur. Así, podemos comprobar cómo el teléfono móvil y demás cachivaches tecnológicos, están siempre presentes, y a pesar de que el personaje principal entre en las casas temporalmente deshabitadas y lave la ropa a mano, no deja de llevarse como recuerdo una foto de él mismo dentro de la casa tomada con su cámara fotográfica último modelo. Es esta dicotomía, esa tendencia unificadora ente la lírica y la sensibilidad oriental (que podemos disfrutar en su propia banda sonora, en la preciosa escena de la fuente con los peces, en la decoración de cuento de princesas asiáticas que presentan algunas de las casas a ocupar...) y el modernismo occidental basado en el consumismo exagerado, lo que une a Kim Ki-Duk con su compatriota Chan-Wook y con el cine japonés de, por ejemplo, Takashi Miike, y al mismo tiempo le convierte en un cineasta más próximo a la belleza del cine de Wong Kar-Wai. Es por tanto un cineasta rompedor, cuyas películas anteriores son en general mucho más violentas y controvertidas que la que ahora nos ocupa, odiado por unos y amado por otros, algo que sucede indistintamente alrededor de todos aquellos autores inconformistas que parecen venir en masa desde el lejano Oriente. ''Hierro 3'' nos habla, o mejor dicho nos hace ver, una serie de hechos que se encuentran tambaleándose en la dudosa frontera que separa aquello que es legal de aquello que no deja de ser legítimo, del ambiguo lugar donde cada uno puede situar la conexión entre ambos conceptos, de los jueces y de los verdugos, del azar y de la venganza, de lo importante que es golpear fuerte tanto en el golf como en la vida, de la importancia que tiene dónde acabará cayendo la pelota, de la soledad del ser humano y del encontronazo accidental con un amor que no se buscaba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lyncheano
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