La vi hace muchos años y no me convenció. He vuelto a revisarla y ni la he terminado esta vez. Pese a los dos grandes actores que la protagonizan y ser un intento de parodia política, desde el momento en que el pesado de Wiilie Nelson sale cantando todo el rato, la película se desinfla. Ni siquiera saber que puede estar inspirada en el escándalo Clinton y que podría ser perfectamente posible que los americanos se creyeran la patraña con tal de ensalzar su patriotismo presidencial mantiene el interés de la trama. Y eso dice poco a favor si la duración es de poco más de hora y media.