Desde el principio te atrapa por la buena música, la frescura, la agilidad narrativa. El argumento no es nada original: un hombre que se ve acorralado por un trepa en su empresa y una mujer que lo ayuda a demostrar su inocencia.
Lo que resulta sorprendente y original son los personajes y el tipo de relación que van manteniendo en la historia: un hombre blanco, rico, infeliz con su familia (de eso se da cuenta al conocer la familia de la mujer); una mujer negra, poco agraciada físicamente, muy lista, pobre, separada de varios maridos y con muchos hijos, feliz con su familia.
Las situaciones y los diálogos son buenísimos y el ritmo narrativo fantástico.
El acercamiento a esta relación interracial no es nada tópico ni demagógico (como ocurre demasiadas veces en el cine), sino todo lo contrario: frescura pura.
Y ¿qué decir de las interpretaciones? Geniales, todos los actores, desde Daniel Auteil, Firmine Richard hasta los hijos, los maridos (¡¡qué buena la escena de "el día de los maridos"!!), los hijos, los trepas de la empresa, etc.

En fin, una película que recomiendo a todo el que tenga ganas de acabar con una sonrisa en los labios.