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España España · Madrid
Voto de Daniel:
6
Intriga Maurice Castle (Nicol Williamson) es un mediocre empleado del servicio de inteligencia británico que trabaja recopilando rutinaria información de los países de África. En la época del Appartheid estuvo destinado en Sudáfrica y se casó con una nativa. Castle observa impotente cómo un compañero y amigo suyo es implicado erróneamente en un caso de contraespionaje. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta mucho la atmósfera de esta película como la de otras sobre la guerra fría. Ciudades y ambientes occidentales tranquilos y oficinas y despachos aparentemente anodinos pero donde se libra a diario una guerra sorda de información detrás de la cual se esconden, esperando posibles instrucciones, policías y ejércitos con letal poder potencial de destrucción. Hay algunos retazos de aquel régimen racista de Sudáfrica para ilustrar los ambientes por donde se ha movido el protagonista, un oscuro funcionario de los servicios secretos británicos, sección africana, y aquí llega el punto débil de la narración. Una cosa es estar agradecido al tipo que te hizo un gran favor salvando y sacando del país a tu futura esposa, y otra aceptar convertirte en espía para el país para el que éste trabaja, en este caso la antigua URSS, con una ideología que el protagonista ni siquiera comparte y sabiendo además que todo ese mundo del espionaje y contraespionaje es un hervidero de retorcidas mentiras y traiciones. Hay que ser muy idiota y acaba pagándolo carísimo. Aunque también es cierto que las personas inteligentes pueden cometer grandes tonterías. Quitando esa incoherencia, el desarrollo de la trama hace honor al estilo de las novelas y películas de esta temática, lo de "fuego en hielo", y se sigue con creciente interés.

El reparto es magnífico y bien dirigido. Por último, decir que no estoy de acuerdo con los que dicen que esta película es sosa, aburrida, con mala fotografía y con actores desmotivados. Todo eso está buscado. Y opiniones como esas tienen la culpa de que el cine hace mucho que dejó de ser inteligente para convertirse en un comic de persecuciones, explosiones y todas esas simplezas. Otto Preminger tenía demasiada categoría para hacer un tebeo bobo, que parece ser que es ya lo único que gusta a las masas.
Daniel
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