Numerosos adjetivos se pueden aplicar a esta cinta que la describirían mejor que libertina. Impecablemente filmada, con una ambientación, vestuario, fotografía… muy conseguidas; las escenas de diálogos entre los personajes grabadas utilizando ora primeros planos, ora segundos planos, ángulos picados,… pero siempre permitiendo que el espectador no pierda detalle de la expresividad de los rostros y sobre manera un desarrollo argumental al que ni le sobra ni le falta nada: desvela la relevancia histórica justa del personaje a través de la atmosfera captada en cada escena con el Rey, la notoriedad de su obra literaria en vida, su carácter jovial y despreocupado, que muda radicalmente a raíz de sus sobrevenidos males, su relación con su madre, su esposa, su criado, sus amigos y su amor por el teatro y su inefable fascinación por una actriz.
En el caso concreto de John Wilmot hubiese sido extremadamente fácil caer en la tentación de que, bien la pornografía directamente o bien de forma más global, el hedonismo del que es una de las figuras más destacadas de la historia, bien su historia de amor con la actriz, bien su temperamental relación con su esposa, bien su rol en la política local junto a Carlos II, hubiesen sido un eje en la historia que arrastrase hasta postrar en la opacidad al resto de facetas. Pero en mi humilde opinión es esa la principal virtud de esta película. Todo se muestra de un modo perfectamente ponderado, fácilmente asimilable y maravillosamente expuesto.
El cuarteto protagonista: maravilloso.
Las notas de Nyman, discretas pero acertadas, como el resto de aspectos de la película.

Muy interesante.