Si ves aparecer unos rifles en pantalla o unos perros gruñones al principio de una película ya sabes que no va a ser en vano, pero si ésta te mantiene en vilo durante todo el metraje lo das por bien augurado y te sumerges de lleno en un paisaje montañoso tan hermoso como intrincado. Intrincado es también el meollo de la historia en torno a una pareja y la joven que acogen tras un acuerdo especial en torno a un embarazo... Todo se complicará y tendrán que mover ficha, es ahí donde la trama va girando en espiral hasta sus últimas consecuencias y como un western rural aunque anclado en nuestros lares.

Martín Cuenca es un buen director con películas siempre potentes, aquí vuelve a demostrarlo poniendo toda la carne en el asador, frase muy redicha pero que equivale a decir que no se anda con remilgos y si hay que ir a por todas va a por todas hasta esa resolución final tan tremenda como abrumadora, pero luminosa también... Y la música de Vetusta Morla acompañando la trama.