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Voto de Melón tajá en mano:
8
Drama. Comedia Tras la muerte de un Papa, obispos, arzobispos y cardenales de todo el mundo se reúnen en Cónclave para elegir a su sucesor. Después de varias votaciones infructuosas, que se anuncian con la salida de una humareda negra, se ve, por fin, la "fumata bianca" que indica que "habemus papam". Los fieles que se han congregado en la Plaza de San Pedro esperan con entusiasmo y fervor que el nuevo pontífice, siguiendo la tradición, se asome a una ... [+]
11 de noviembre de 2011
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Italianos: Moretti ha vuelto. Y lo hace por la puerta grande, concretamente la del Vaticano.

¿Qué sucedería si el Papa sufriese una crisis de identidad? ¿Qué malo podría pasarle si quisiera echarse a la calle vestido de paisano para tener contacto con la gente real? El punto de partida es fulminante, pero Moretti es buen cineasta y en lugar de dar respuestas crea más preguntas: Si el Papa fuera realmente una persona cuerda y consciente de su carga mediática, ¿no haría inmediatamente las maletas después de pasar por el psicólogo?

Los títulos de crédito avanzan la exquisitez de un humor que no deja claro cuándo toca carcajada y cuándo esbozo de sonrisa. La veracidad y el desconcierto de la primera media hora son apasionantes. Tanto como la oportunidad de escuchar a La Negra Sosa poniendo magia a una escena.

Llegado el segundo acto la película se fragmenta en dos partes: de un lado tenemos al Papa luchando por curar su alejamiento de lo humano y del otro a Moretti atrapado junto al resto de clérigos a la espera de la pronta recuperación del jefe supremo de la Iglesia. Dos roles que intercambian el contacto y el aislamiento de la realidad.

El tono es completamente distinto entre las secuencias de dentro y fuera del cónclave. Las que atañen al Papa (interpretado con gran solvencia por Michel Piccoli) toman de un cáliz más sosegado y reflexivo. Cada vez que aparece Moretti el milagro del pan y el vino sucede con la razón y la sonrisa.

"Dejen que me vaya", ruega el Papa cuando descubre que le interesa más lo que pasa fuera del Vaticano que dentro. Si la vida fuera es una locura, dentro no lo va a ser menos. La de fuera es una hostia, la de dentro una parodia por méritos propios. Cada loco con su tema, su adicción y su creencia. Atención, mucha atención al monólogo del Papa en el bus.

'Habemus Papam' es un acto de meditación sobre esa verdad popular que aboga por lavar la ropa sucia en casa. En este caso la ropa es blanca y la casa santa. Además acierta de lleno al mostrar irónicamente esas pequeñas mentiras que tapan la verdad en un lugar donde se supone que hay todo de lo segundo y nada de lo primero.

El disparate va in crescendo, pero el contador de la frivolidad se mantiene a cero. Unos discutirán si el color del humor (y la fumata) es negro o blanco. El caso es que la cinta tiene momentos sublimes capaces de arrancar hasta dos y tres momentos de carcajadas y aplausos en la sala.

Aunque Moretti deje el final atado y bien atado sabemos que en la Iglesia, como en el Teatro, cada uno interpreta lo que le da la gana. Merece la pena ver esta película, independientemente de aquello en lo que creemos o dejamos de creer.

Podéis ir en paz.
Melón tajá en mano
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