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Voto de Melón tajá en mano:
3
Ciencia ficción. Fantástico. Drama Año 2041. En un futuro no muy lejano, los seres humanos viven acompañados de criaturas mecánicas. Álex (Daniel Brühl), un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con un encargo de la Facultad de Robótica: la creación de un niño robot. Durante su ausencia, su hermano David (Alberto Ammann) y su novia Lana (Marta Etura) se han casado. La rutina de Álex se ve alterada de forma inesperada por Eva (Claudia Vega), la hija de ... [+]
11 de noviembre de 2011
34 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kike Maíllo ha jugado siempre en casa. Nació en Barcelona, estudió en ESCAC (la escuela de Cine más importante de Catalunya) y realizó su primera serie de ficción (la tierna ‘Arros covat’) con la productora Escándalo Films para TV3. Con esta misma productora y mucha gente de su escuela dirige ‘Eva’, obra primeriza en la que apuesta por la robótica como principal reclamo.

El inicio de la película nos hace suponer que Maíllo conoce bien el tejido de la historia que se dispone a contarnos. La presentación de los personajes y el resto del primer acto fluyen como la seda gracias a un inteligente suministro de la información a través de las dosis correctas.

La elegante realización y la sobriedad visual, con una fotografía que ni destaca ni molesta, nos hacen permanecer en alerta ante cada cosa nueva que va sucediendo en pantalla. Los efectos especiales y digitales, peligro constante de chirrío en el cine patrio, son esta vez de muy notable factura.

Visto el primer acto y sumando la presencia del casi siempre incontestable Daniel Brühl, uno tiene clarísimo que ‘Eva’ es una ventana abierta que ventila el aire contaminado que respira gran parte del cine actual ‘made in Spain’.

Y sin embargo es una pena no poder mantener esta afirmación durante el resto de película. Porque curiosamente lo más artificial de ‘Eva’ son las escenas poco verosímiles que tratan la realidad y no las que incumben a la atmósfera sci-fi.

Está muy bien cuidar lo digital, ¿pero qué pasa con el guion y la dirección de actores? ¿Dónde están los personajes de carne y hueso? ¿Cómo puede un gato robot ser más entrañable que Lluís Homar o una ‘niña divertida’? Brühl está correcto, de acuerdo, pero su personaje es bastante plano. ¿Qué pasa con Marta Etura? ¿Por qué hace siempre el mismo personaje? ¿Y por qué cualquier frase dicha por Alberto Amman suena más falsa que un periódico de derechas hablando de ETA?

El segundo acto resulta exasperante con unos diálogos que sobrepasan lo forzado. La historia se queda sin combustible y el interés se queda tirado en la cuneta. El background del triángulo amoroso está bien nutrido emocionalmente, pero se diluye tan pronto que al final del segundo acto quedan pocas emociones sin congelar.

La estructura se resiente por agotamiento y el doble giro final es en realidad un doble salto mortal hacia el verdadero vacío argumental. El tercer acto está alargado con la torpeza propia de un guion que va de más a menos y de menos a nada. El final tarda tanto en llegar que, cuando lo hace, ya nadie le espera.

Con "Eva", Kike Maíllo comete muchos pecados, pero ninguno tan grave como haber hecho un ejercicio de poesía moderna al servicio de la nueva burguesía que se agarra a toda obra distinta para sentirse única y exclusiva.
Melón tajá en mano
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