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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
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19 de noviembre de 2021
3 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El buen patrón

Decido ir a a ver “El buen patrón” por varias razones. La primera porque Fernando León de Aranoa es un director que nos ha dejado estupendas realizaciones como “Familia”, “Barrio” o “Los lunes al sol”. Segunda porque Javier Bardem, uno de los actores con más carácter del cine español, siempre supone una garantía. Y la tercera porque una película que ha sido elegida por la Academia para representar a España en los Oscar del año próximo, alguna virtud, digo yo, habrá de tener.
Y siguiendo la lógica que me brindan estas tres premisas, la película, lejos de defraudarme, ha supuesto una auténtica sorpresa, la he disfrutando muchísimo y me ha provocado una amplia variedad de sensaciones y estados de ánimo a lo largo de su desarrollo.
A ratos, me enerva, desconcierta, absorbe, incomoda y me asalta el amargo sabor de la náusea. Y en otros, me sorprende, entretiene, conmueve, apasiona o me provoca el irreprimible impulso de una sonrisa y de alguna que otra carcajada.
León de Aranoa, que como en el resto de sus trabajos, también en esta ocasión se encarga de escribir el guion, logra una película redonda. Y aunque la trama funciona como una comedia de enredos, el director madrileño se las ingenia para introducir diversos elementos como son la parodia, violencia, ironía, cinismo, drama y una buena dosis de ácida crítica social, sin que en ningún momento la historia sufra de sobredosis narrativa.
Permítanme, mis improbables lectores, una breve reflexión antes de terminar. Cuando un actor consuma una buena actuación es frecuente escuchar aquello de: “es que le han dado un papel hecho a su medida”. Este topicazo, aunque ocasionalmente goce de alguna validez, resulta, en general, una irritante falsedad.
Porque si hablamos de actores excepcionales, son ellos y no al revés, como pregona la manoseada falacia, los que se adaptan y se meten en la piel del personaje para hacerlo creíble. Por eso, cuando nos seducen en papeles de tan diversa índole, supondría una ingenuidad concluir que, todos sin excepción fueron escritos para su personal lucimiento. Y me parece oportuna la observación porque algo parecido he oído ya decir sobre la soberbia actuación que Javier Bardem nos ofrece en esta película.
La relación del que manda con el que obedece se torna casi siempre muy complicada cuando no endiabladamente conflictiva. Es la lucha eterna entre el poder y la sevidumbre. Cada cual defiende sus propios intereses. Por eso cuando se invierten las posiciones la lucha continúa. De esta tan poco edificante condición humana, nos habla Fenando León de Aranoa en su último estreno “El buen patrón”.
Y remata su obra con un final humanamente cruel y realista, sin considerar, de ahí su honestidad, los gustos de un público mayoritariamente adocenado y felizmente instalado en el confortable diván del pensamiento buenista.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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