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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Serie de TV. Drama. Thriller Serie de TV (2020). 8 episodios. Un grupo de personas en Estambul supera sus límites socioculturales y encuentra una conexión entrelazando sus miedos y aspiraciones.
28 de octubre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos conocimos en Estambul

“Nunca entiendes realmente a una persona hasta que consideras las cosas desde su punto de vista”. Harper Lee

“Kedi” significa gato en turco y Estambul está poblada por más de 150 mil de estos adorables felinos que deambulan a sus anchas por toda la ciudad sin que nadie los moleste. Son alimentados por la población, mimados, respetados y poseen tantos o más derechos que muchos ciudadanos. Porque la relación de los estambulíes con los gatos es ancestral y casi de naturaleza mística. Probablemente porque a falta de otros medios más sofisticados, ellos efectúan la labor de limpieza en una ciudad que, por sus características -centros de abastos, mercados, puestos callejeros y bazares sin excesivo control higiénico-, se halla infestada de ratas.
Disculpen esta breve introducción venida a cuento porque “Kedi” es la única realización turca -por otro lado, curiosa, emotiva y aleccionadora- que recuerdo haber visto. Hasta hoy, que me encuentro en Netflix con una miniserie otomana que ha supuesto para mí una auténtica sorpresa por su delicadeza, sensibilidad y calidez humana.
Introspectiva, de ritmo pausado, hecha con un profundo conocimiento de la realidad turca, “Nos conocimos en Estambul”nos ofrece el retrato de una sociedad dividida entre una minoría de alto poder adquisitivo, ilustrada, clasista, liberada de todo prejuicio religioso y una mayoría humilde, desasistida y tristemente encadenada al rigor e intransigencia de la ley islámica.
El fanatismo religioso de la mayoría frente al liberalismo desbordado de una elite occidentalizada y ensoberbecida por su supuesta superioridad intelectual, es, en buena parte, el hilo argumental sobre el que se cimenta este sencillo pero sublime homenaje que, desde la humildad, nos alecciona sobre la bondad, entendimiento y comprensión hacia nuestros semejantes condensados en el pensamiento universal de los grandes humanistas.
Tal vez no sea este plato para todos los gustos. Porque el relato es profundamente intimista, invita a la siempre incómoda reflexión, cuestiona nuestro comportamiento y ahonda en el sufrimiento que éste nos acarrea.
Y aunque el panorama que se nos muestra es dolorosamente drámatico, son en la expresión de los primeros planos, en las miradas y en los prolongados silencios, donde la serie encuentra su verdadera esencia y razón de ser.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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