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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Serie de TV. Thriller. Intriga Serie de TV (2021-). 9 episodios. Cientos de jugadores con problemas económicos aceptan una extraña invitación para competir en juegos infantiles. Dentro les esperan un premio tentador y desafíos letales.
7 de octubre de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El juego del calamar

Una rareza es algo poco frecuente, un fenómeno, una persona o cosa a la que, por sus características, no estamos acostumbrados y que, como consecuencia, nos produce una sensación de perplejidad, desazón e incluso miedo.
Y esto es precisamente lo que me ocurre al ver “El juego del calamar”, una serie surcoreana de una originalidad sorprendente y condensada en nueve inquietantes episodios en los que la expectación, la intriga y la crueldad extrema de muchas de sus escenas, en ocasiones insoportables, me ponen los pelos de punta.
¿Hasta dónde el ser humano está dispuesto a llegar si su situación es tan espantosamente desesperada que no vislumbra posibilidad alguna de evadir esa realidad? ¿Hasta qué extremo de degradación moral podría descender si alguien le ofreciera una salida que resolviera de una vez y para siempre su miserable condición? Y ante tal posibilidad, por mínima que esta sea ¿quién no se aferraría con uñas y dientes a ese rayo de esperanza?
Porque el instinto de supervivencia es un garfio poderoso que horada la roca más dura para evitar precipitarte al vacío. La oportunidad de respirar aire limpio fuera de la pestilente caverna de tu existencia se convierte en un deseo obsesivo que tortura tu mente durante cada segundo del día.
Sobre esta perversa y sádica idea argumental se sostiene el pavoroso relato que escribe y dirige el surcoreano Hwang Dong-hyuk. Y lo hace sin piedad, hundiendo el bisturí de la crítica social hasta las vísceras más recónditas del sistema en que vivimos. No le tiembla el pulso al desenmascarar la desigualdad más abyecta entre señores y parias, entre la riqueza más obscena y la más hiriente pobreza.
La puesta en escena es igualmente apabullante, los escenarios luminosos, fascinantes y de una singularidad hipnótica, el vestuario estéticamente sugestivo y los personajes muy bien construidos por actores que exteriorizan con gran convicción todo el dolor, traumas, contradicciones y sentimientos de culpa que les atormentan.
El cine asiático que durante decenas de años ha estado ausente o poco visible en nuestras pantallas, comienza a mostrarse con una vitalidad envidiable.
Bienvenidas pues al exclusivo club de la excelencia todas aquellas producciones que, vengan de donde vengan, contribuyan a alertar nuestros sentidos sobre la inaceptable infamia que los hombres hemos edificado durante siglos sobre los soterrados cimientos de la historia.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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