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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Thriller. Acción. Aventuras Bond ha dejado el servicio secreto y está disfrutando de una vida tranquila en Jamaica. Pero su calma no va a durar mucho tiempo. Su amigo de la CIA, Felix Leiter, aparece para pedirle ayuda. La misión de rescatar a un científico secuestrado resulta ser mucho más arriesgada de lo esperado, y lleva a Bond tras la pista de un misterioso villano armado con una nueva y peligrosa tecnología.
8 de octubre de 2021
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin tiempo para morir

Me animo a pisar una sala de cine después de una larga vigilia de casi dos años por culpa de ese diminuto e insidioso invasor que nos ha complicado la vida más allá de lo imaginable.
Como consecuencia de tan inesperado contratiempo la cartelera cinematográfica quedó hecha unos auténticos zorros pues los proyectos más prometedores quedaron arrinconados en dique seco mientras se alejaba la tormenta. De forma que preferí no arriesgar y decidirme por el último James Bond que siempre es garantía de entretenimiento, emoción y de saludables descargas adrenalínicas.
Y efectivamente, en este sentido y no en otro, “Sin tiempo para morir” no defrauda, mantiene de manera satisfactoria buena parte las constantes que convirtieron en un éxito de público cada película de la saga y cuyo primer estreno cumple ya la friolera de 59 años y el nada despreciable número de 27 ediciones.
Sonido envolvente, ritmo trepidante, frenéticas persecuciones de coches muy bien filmadas, espectaculares saltos al vacío, ataques con todo tipo de armas, muertos a tutiplén, bombas, helicópteros, aviones, misiles, chicas guapísimas, malos malísimos, magníficos escenarios, una banda sonora espléndida, exultante exhibición de efectos especiales y todo un recital de los elementos que tradicionalmente componen el manual de la saga.
Daniel Craig, muy en su papel, se muestra sólido, convincente, irónico y despliega con acierto todos y cada uno de los tics que hicieran del intrépido agente británico uno de los personajes más carismáticos del mundo.
Pero, ya lo decía don Hilarión, los tiempos cambian que es una barbaridad. Y el actual James Bond se adapta disciplinadamente a los nuevos vientos que soplan. Poco queda ya de aquel seductor, misógino, chulapón, mujeriego y perdonavidas que ideó la fértil imaginación de Ian Fleming allá a principios de los 50 del pasado siglo. Este se muestra más frágil y humano, vulnerable y sentimental y declara sin pudor el amor incondicional que siente por su chica. En fin, un Bond conveniente y enternecedoramente domesticado.
Pero yo, mis improbables lectores, qué quieren que les diga, a pesar de mis muchos esfuerzos por borrar de mi memoria imágenes del pasado, no puedo evitar, mientras veo la película, recordar al primer James Bond que en aquellos mis despreocupados años de juventud interpretaba Sean Connery, aquel seductor actor británico que cautivó al mismísimo Fleming cuando, por primera vez, le descubrió en la gran pantalla interpretando a su elegante y flemático personaje.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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