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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Drama Edmund, un niño de doce años, intenta sobrevivir a las duras condiciones de la postguerra alemana, especialmente en Berlín, una ciudad que ha quedado completamente derruida tras la Segunda Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente algunos de ustedes relacionen la Segunda Guerra Mundial con aquellos tebeos apaisados de Hazañas Bélicas con el “entrañable” Sargento Gorila. Con el pasar del tiempo la vida te enseña porqué a esas historias ilustradas se les llamaba tebeos y cuan distinta era la realidad. Las guerras no son solo metralletas de munición ilimitada disparada certeramente por los “buenos”. Las guerras son dolor, destrucción, odio, tumbas de soldados desconocidos, sangre y sobre todo lágrimas.

El cine, especialmente el americano, ha explotado el bélico- Light donde los muertos parecen menos muertos, las ciudades menos destrozadas, las viudas mas consoladas, y, en la escala de valores, el heroísmo patriota está por encima de la propia vida. Rossellini no. Rossellini elige la guerra real, la cruenta, la de los edificios desmoronados como castillos de naipes abatidos por el aire de la libertad nunca vencida.

Dicen que Alemania Año Cero es una película que ha envejecido mal. Y cuando una película que trata de una guerra tan cruenta envejece es un buen síntoma porque es señal de que la vida y los tiempos circulan por otros derroteros donde impera el juicio y no las locuras de un señor mano al frente y con bigote. Pero es un envejecimiento “nada negativo, todo positivo” y además, hoy que las tecnologías tienen su espacio cada vez más grande en las aulas, visionar películas como ésta debería resultar obligatorio. No hacerlo y fomentar olvidos equivale a repetir curso y los mismos Estados que enviaron a sus hombres a luchar por una libertad tienen ya sus aulas de repetidores llenas de grupos paramilitares de ideologías neo nazis haciendo apología de la violencia y del racismo más feroz.

No estoy hablando mucho de cine pero pienso que me ajusto al espíritu rosselliniano, de caminar hacia adelante y aprendiendo. Es cierto que Alemania año cero, deja traslucir una cierta incredulidad de Rosellinni respecto a la capacidad del pueblo alemán para levantarse de las ruinas urbanas, físicas y personales. El pueblo alemán, a diferencia del italiano en Roma Ciudad Abierta, no parece convencido de su capacidad de resurrección. Sus lastres son muchos. Las ideologías también han encontrado su terreno abonado.

Y en medio, un niño de doce años, entre el miedo y la inseguridad de sus mayores, y las malsanas influencias de quienes en lugar de abrir futuros se dedican a entreabrir las puertas de un muerto pasado. Un niño al que Rossellini sitúa en una encrucijada con una única salida. Sinceramente aquí se equivoca el realizador italiano. No pretendo ser más papista que el propio papa, pero un niño siempre tiene multitud de salidas.
FATHER CAPRIO
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