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Voto de Jlamotta:
10
8,1
11.914
Cine negro. Intriga. Thriller
Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda crítica que se haga sobre esta obra maestra siempre estará incompleta, es inabarcable en aspectos técnicos, sociales, religiosos, etc., pero intentaré de forma resumida destacar los hechos más importantes por los que creo que es un clásico imperecedero del cine negro y del cine en general.
La regla de oro de la novela negra es empezar con algo fuerte, impactante que atrape al espectador, que le haga preguntarse el porque, el como y el cuando. El film de Lang empieza igual que una novela negra. Un disparo. Una muerte. Un suicidio. Un hombre que no conocemos. Una casa. Una carta. Una mujer que da la alerta a la policía. Un minuto y ya estamos enganchados, queremos saber como ha llegado el hombre a esa situación o que consecuencias tendrá esa muerte. Uno de los mejores principios de la historia del cine, al mismo nivel que el de El crepúsculo de los dioses, que se me acaba de venir a la cabeza. Enseguida se nos presenta un personaje con una vida familiar modélica. Casado con una mujer que le ama, niñas que adoran a su padre, se permiten tener canguro, buena casa. Sin lujos pero con buen nivel de vida. A lo largo de la película vemos como se desarrolla el cuerpo de policía. Su proteccionismo con el caso principal que mueve el film y los demás que se van produciendo. Es otra familia. Se protegen unos a otros. Familia carnal y familia policial. Es algo básico para, a pesar de las teorías de conspiración del protagonista, entender porque ambos núcleos se comportan como se comportan, el tomarlos como una familia.
Un argumento a favor de la teoría de la conspiración que nos da a entender Lang es la presentación de un individuo honesto contra una sociedad viciada y corrupta. Nos lo muestra en las idas y venidas de Ford a la hora de intentar resolver el caso. Un policía, un camarero, un sicario, etc; todos intentan apartar a quien no entra en su juego. Esa gente de diferentes ocupaciones representa la diversidad de la sociedad. Son de clases distintas pero un mismo objetivo, evitar el triunfo del individuo. Comunidad contra individualismo. Esto queda aún más evidente cuando el sector más minoritario se tiene que juntar para intentar acabar con la injusticia. No es un capricho del azar que los que intenten detener esta ola de crímenes, corrupción y malversación sean una acompañante de hombres, una vieja lisiada y un viudo apartado del cuerpo de policía. Desechos de sociedad según el contexto de sociedad que predomina en esos tiempos, cuando la verdadera escoria está al otro lado de la ley.
Lang no oculta su fascinación por este genero y, como ya hiciera en Deseos Humanos, tampoco por la violencia aunque esta este sufrida por mujeres. Un hecho que, para la época en la que nos situamos, era toda una novedad, ya que si la violencia en el cine no estaba bien vista, menos aún si es sufrida por mujeres. ( Se me ha cortado un argumento por la mitad por el espacio, sigo en spoiler pero no es spoiler)
La regla de oro de la novela negra es empezar con algo fuerte, impactante que atrape al espectador, que le haga preguntarse el porque, el como y el cuando. El film de Lang empieza igual que una novela negra. Un disparo. Una muerte. Un suicidio. Un hombre que no conocemos. Una casa. Una carta. Una mujer que da la alerta a la policía. Un minuto y ya estamos enganchados, queremos saber como ha llegado el hombre a esa situación o que consecuencias tendrá esa muerte. Uno de los mejores principios de la historia del cine, al mismo nivel que el de El crepúsculo de los dioses, que se me acaba de venir a la cabeza. Enseguida se nos presenta un personaje con una vida familiar modélica. Casado con una mujer que le ama, niñas que adoran a su padre, se permiten tener canguro, buena casa. Sin lujos pero con buen nivel de vida. A lo largo de la película vemos como se desarrolla el cuerpo de policía. Su proteccionismo con el caso principal que mueve el film y los demás que se van produciendo. Es otra familia. Se protegen unos a otros. Familia carnal y familia policial. Es algo básico para, a pesar de las teorías de conspiración del protagonista, entender porque ambos núcleos se comportan como se comportan, el tomarlos como una familia.
Un argumento a favor de la teoría de la conspiración que nos da a entender Lang es la presentación de un individuo honesto contra una sociedad viciada y corrupta. Nos lo muestra en las idas y venidas de Ford a la hora de intentar resolver el caso. Un policía, un camarero, un sicario, etc; todos intentan apartar a quien no entra en su juego. Esa gente de diferentes ocupaciones representa la diversidad de la sociedad. Son de clases distintas pero un mismo objetivo, evitar el triunfo del individuo. Comunidad contra individualismo. Esto queda aún más evidente cuando el sector más minoritario se tiene que juntar para intentar acabar con la injusticia. No es un capricho del azar que los que intenten detener esta ola de crímenes, corrupción y malversación sean una acompañante de hombres, una vieja lisiada y un viudo apartado del cuerpo de policía. Desechos de sociedad según el contexto de sociedad que predomina en esos tiempos, cuando la verdadera escoria está al otro lado de la ley.
Lang no oculta su fascinación por este genero y, como ya hiciera en Deseos Humanos, tampoco por la violencia aunque esta este sufrida por mujeres. Un hecho que, para la época en la que nos situamos, era toda una novedad, ya que si la violencia en el cine no estaba bien vista, menos aún si es sufrida por mujeres. ( Se me ha cortado un argumento por la mitad por el espacio, sigo en spoiler pero no es spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lógicamente no comparto la violencia contra mujeres pero si admiro la valentía del director por no cortarse a la hora de mostrar lo que gente sin escrúpulos son capaces de hacer, algo que consigue que odiemos al personaje infractor y ponernos del lado de la víctima, objetivo primordial con estas acciones.
Sin embargo, para aquel que achaque esto al machismo, es bueno recordar que entre tanto hombre que hay son las mujeres las que protagonizan los momentos importantes del film y las que aportan soluciones en momentos determinados, por muy drásticas que sean. Por su parte, Ford encarna a los tipos de detectives clásicos de la literatura negra. El detective honesto, que sólo quiere hacer su trabajo y termina siendo ninguneado y, en un cambio radical del personaje, en el típico que no tiene nada que perder y que llega hasta lo más lejos para obtener resultados. En un mismo personaje tenemos resumido los dos tipos de detectives más utilizados en estos géneros.
Finalmente, aparte del estudio de las sociedades (como ya hiciera también en la magistral Furia) también tiene elementos sutilmente religiosos. Sin desvelar los personajes diré que un personaje que no había hecho del todo bien las cosas obtiene su tan ansiada redención con su muerte y que otro obtiene su particular justicia con una vida mejor, dentro de lo posible. Es extraño ver, como en una película que va tanto al límite y que hace de la transgresión su razón de ser, se opta por métodos tan cristianos para ejemplificar que, si alguien quiere felicidad, tiene que pasar su particular viaje por el desierto para llegar a ella. Después de tanto sufrimiento, hay recompensa.
En cuanto a la dirección decir que no solo dirige emocionalmente y psicológicamente con la cámara sino que usa la música de manera encomiable para transmitirnos estados de ánimo o ambientes. Por citar lo más llamativo, cada vez que vemos a la familia de Ford suena una melodía armoniosa, casi repipi que nos subraya el amor que se tienen unos por otros. En cambio, el resto está impregnado de música de intriga, lo que nos hace entrar en ese aire denso que respira la corrupción y los fuera de la ley. El reparto está soberbio, destacando a Ford y Grahame, ambos en sus mejores papeles en el cine. El caso de Ford es curioso. No es un actor de reconocimiento, sin embargo no he visto ni una película suya en la que no me haya convencido. No es un grande pero es un actor que con muy poco da mucho.
En resumidas cuentas, una obra maestra de corta duración con una de las historias más sencillas y a la vez apasionantes del cine americano. Un segundo visionado ayuda a entender toda su grandeza ya que, sin ser complicada, es de esas películas que van ganando con el paso del tiempo.
Sin embargo, para aquel que achaque esto al machismo, es bueno recordar que entre tanto hombre que hay son las mujeres las que protagonizan los momentos importantes del film y las que aportan soluciones en momentos determinados, por muy drásticas que sean. Por su parte, Ford encarna a los tipos de detectives clásicos de la literatura negra. El detective honesto, que sólo quiere hacer su trabajo y termina siendo ninguneado y, en un cambio radical del personaje, en el típico que no tiene nada que perder y que llega hasta lo más lejos para obtener resultados. En un mismo personaje tenemos resumido los dos tipos de detectives más utilizados en estos géneros.
Finalmente, aparte del estudio de las sociedades (como ya hiciera también en la magistral Furia) también tiene elementos sutilmente religiosos. Sin desvelar los personajes diré que un personaje que no había hecho del todo bien las cosas obtiene su tan ansiada redención con su muerte y que otro obtiene su particular justicia con una vida mejor, dentro de lo posible. Es extraño ver, como en una película que va tanto al límite y que hace de la transgresión su razón de ser, se opta por métodos tan cristianos para ejemplificar que, si alguien quiere felicidad, tiene que pasar su particular viaje por el desierto para llegar a ella. Después de tanto sufrimiento, hay recompensa.
En cuanto a la dirección decir que no solo dirige emocionalmente y psicológicamente con la cámara sino que usa la música de manera encomiable para transmitirnos estados de ánimo o ambientes. Por citar lo más llamativo, cada vez que vemos a la familia de Ford suena una melodía armoniosa, casi repipi que nos subraya el amor que se tienen unos por otros. En cambio, el resto está impregnado de música de intriga, lo que nos hace entrar en ese aire denso que respira la corrupción y los fuera de la ley. El reparto está soberbio, destacando a Ford y Grahame, ambos en sus mejores papeles en el cine. El caso de Ford es curioso. No es un actor de reconocimiento, sin embargo no he visto ni una película suya en la que no me haya convencido. No es un grande pero es un actor que con muy poco da mucho.
En resumidas cuentas, una obra maestra de corta duración con una de las historias más sencillas y a la vez apasionantes del cine americano. Un segundo visionado ayuda a entender toda su grandeza ya que, sin ser complicada, es de esas películas que van ganando con el paso del tiempo.