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Voto de Hank Moody:
7
Thriller Una mañana lluviosa, seis hombres disfrazados y armados asaltan la sede central de un banco en Valencia. Lo que parecía un robo limpio y fácil pronto se complica, y nada saldrá como estaba planeado. Esto provoca desconfianza y enfrentamiento entre los dos líderes de la banda, “El Uruguayo” y “El Gallego”. Pero ¿qué es exactamente lo que buscan los atracadores? (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buena película de género. Últimamente parece que los productos nacionales estén especializándose en suspense policíaco, thrillers o robos. todo es bienvenido siempre y cuando guarden el pulso de “Cien años de perdón”. No pasará a la historia como un clásico pero si como un referente del buen hacer del director -Calparsoro-, que sabe suplir las transiciones en las que se juega el ritmo con los brillantes diálogos de Guerricaechevarría. la música de julio de la rosa acompaña de maravilla con su densa electricidad.

El trabajo de los actores está a un nivel muy alto, quizá sea por eso que a algunos secundarios se les huela la incomodidad y no estén en lo que tienen que estar, como es el caso de Patricia Vico, empeñada en ser la eterna llorona, la intesidad susurrante, queriendo ser más dramática que medea en lugar de limitarse a decir el texto, dejarse llevar y escuchar a sus compañeros. Ella misma se ha perdido el lujo de escuchar a un Luis Tosar magnético (un adjetivo tan manido como necesario cuando hablamos de Tosar) capaz de mirar, hablar, estar a veinte cosas a la vez y matizar cada idea. Y enseñarlo, hacernos cómplices de sus dudas y su euforia. No todos los actores pueden interrumpir una conversación convencional con un “cuando los rusos tomaron Berlín…” y tomártelo en serio. Tosar si. Tosar puede leerte las páginas amarillas y que se te caigan los huevos al suelo.

El descubrimiento para los españoles ha sido Rodrigo de la Serna, “el uruguayo”. Un animal delante de la cámara, la intuición y el juego al servicio de un personaje ambicioso, tan inteligente como impulsivo. Fantástica esa escena cómplice mano a mano con Tosar bebiendo champange caliente. Uno de los papeles menos vistosos del guión y que sin embargo se lleva la palma es el de Joaquín Furriel. El argentino lo llena de ingenuidad y soberbia, una maravilla pueril e ignorante.

Dice Raúl Arévalo en un momento de la película “¿qué puede pasar? ¿que los rehenes escuchen una grabación en la que se diga ‘te ofrezco ésto a cambio de lo otro’? ¿cuánto dura eso?”. Bajo este circo de policía y atracos se esconde la crítica, o la reflexión, de estos años en los que sale a relucir toda la mierda corrupta y la indiferencia sigue siendo total por parte de los rehenes, por parte de todos nosotros. Tal y como ocurrió con Bárcenas (por cierto, genial “B”, de David Ilundain), todo se acaba sabiendo... para nada. La verdad no cambia nada. Aunque los líderes de un gobierno, incluido el presidente, aparezcan en los papeles.

Claro que también dice Marian Álvarez -siempre correcta, cuando no brillante- que “a veces lo mejor que le puede pasar a uno es que le dejen mirar para otro lado”. Y en esa comodidad andamos…
Hank Moody
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