Estamos ante el detective de homicidios con mayor estilo propio de la televisión.
Con su desaliñada pose, su Peugeot 406, herencia de su padre, su gusto por la música clásica, su gabardina estilo Cortefiel España, años 70, sus zapatos de 15 dólares sin suela casi y su perro salchica, al igual que su mujer invisible, no había caso que se le resistiese, ni sospechoso prepotente y rico que se escapara.

Así era el mundo de la televisión en los 70, así lo creaba Peter Falk, aquel actor que fue abuelo del niño de "Aquellos maravillosos años" leyéndole el cuento de la princesa Buttercup en la clásica "La princesa prometida", poseedor de un ojo de cristal, y de una personalidad que jamás ningún otro actor ha podido igualar en la televisión.

Es Colombo un inspector concienzudo, que encierra un cerebro propio de Poirot debajo de su simplicidad, espontaneidad y genio, que jamás se hundía ante la más mínima pieza que no encajara.
Sin ADN y con trabajo de policía de calle, durante 10 largos años no había nudo que no atase.

Se ha convertido en un ídolo de masas por su forma de ser: rompiendo cualquier estandar en una época tan estereotipada como ahora a los hombres malotes, musculosos y luchadores, aquí estaba Peter Falk, un hombre madurito, imperfecto, cómico y hasta un poco pirado (resultado inevitable de tanta genialidad) y marcó un hito, porque no ofrecía al público el aburrimiento y la perfección a la que ya estaban acostumbrados, si no una auténtica conciencia de aceptación por ser quien se es, y una puerta abierta al éxito y al carisma a pesar de una presencia poco cuidada.

Encorvado, buscando siempre la respuesta, pero ¿cuál? con las referencias concretas a su familia ficticia, que cada vez variaba más y más, Colombo tenía más cuñados y más hijos que Jessica Fletcher sobrinos...

Consolidado como bicho raro, era inevitable encender la televisión para ver la poca vergüenza y tacto con el que trataba a los asesinos arrogantes de cada semana, interpretados por célebres estrellas de un Hollywood clásico que ya había volado hacía mucho como Anne Baxter, Leonard Nimoy, Mel Ferrer o Faye Dunaway entre otros, siendo esta última premiada como artista invitada dos veces.
Asesinos que pensaban que se las sabía todas, pero a los que bien encerraba en su coche viejo y sin lavar, o dejaba que su vago perro salchicha los babease...todo valía con tal de descubrir el crimen.

Porque algo no encaja....y su mujer lo sabe. Brillante, Peter Falk y la gran dama del crimen, Angela Lansbury, bien podían haber colaborado, pues ambos genios del cine negro parecen haber nacido de la pluma de Agatha Christie.