Tras manifestar en múltiples ocasiones que "La sombra de una duda" era su mejor película, Hitchcock nos sorprende con el primer asesino en serie mejor trazado en el cine.

Corría casi la primera mitad del siglo XX, los gloriosos años 40 en el cine, y la historia de Charlie, una joven de Santa Rosa que cree que su tío podría ayudar a la familia en un primer momento, también llamado Charlie que viene a California, se convertirá tras fijarse en numerosas pistas en un juego detectivesco, de jugar al gato y al ratón donde bajo oleadas de incesto reprimido entre Teresa Wright y Joseph Cotten, con quien rodaría otro título más, la película se convierte en un juego del que no quieres salir hasta ver que pasa.

El tío asesino de mujeres y su sobrina a la cual parece que se quiere agenciar en toda la extensión de la palabra para luego acabar con ella.
Hitchcock ahonda en su estilo de psiconálisis que pone de relieve las pasiones y los traumas de los personajes tanto villanos como buenos, que serán su perdición y talón de Aquiles y aprieta.

El resultado es una historia sorprendente, que atrapa y que nunca pasará de moda.