Después de que los directores y guionistas de hollywood perpetrasen aunténticas barbaridades cinematográficas contra las divertidas y en muchas ocasiones profundas y geniales historias de superhéroes de la Marvel, el señor Matthew Vaughn da con la tecla y nos sirve una película entretenida, bien hecha y con bastante fidelidad a lo que los comics nos querían contar.

Ante la sonrojante sucesión de tonterías, chorradas, guiones ideados por orangutanes y personajes planos, absurdos, con la personalidad retocada o cambiada a machete con respecto a los originales de las viñetas, el director de X-Men: Primera Generación, nos cuenta una historia bien planteada, bien hecha, coherente, con personajes trabajados, con personalidad y vida.

Estamos ante una película que nos cuenta los orígenes de unos personajes tan entrañables como icónicos para todos los que leíamos de pequeños los comics del universo Marvel y lo hace tomándose en serio la personalidad de los mutantes, sus luces y sombras, explicando y haciéndonos entender en algunos casos sus motivaciones y sus actos, sientes empatía con ese Magneto, más que villano, antihéroe y entiendes la razones de su odio hacia la humanidad, también te crees al resto de la galería de personajes ya que están tratados con humanidad y les confieren cierta personalidad que no ha sabido retratar ningún otro director de adaptaciones marvelianas.

Los actores también juegan un papel importante, Michael Fassbender clava su papel del señor del magnetismo y james Mcavoy logra interpretar a un Xavier muy diferente al que nos tienen acostumbrados y nos enseñan su parte arrogante y humana. Ante las personalidades planas de las otras historias aquí vemos personajes de verdad. Súmale un malo de la función con carisma interpretado por el casi siempre correcto Kevin Bacon y la inclusión de personajes de la mitología mutante, menos conocidos por el gran público pero muy interesantes.

El director se toma ciertas licencias argumentales, eso lo puede comprobar cualquiera que conozca un poco la historia de la Patrulla X, pero en lugar de hundir la historia la enriquece y sirve como un vehículo para poder contar lo que el director realmente quiere.

Lo demás, acción a raudales, efectos especiales, escenas bien hechas y bien pensadas y un divertimento acertado, con historia y que no toma al público por imbécil, eso es lo que más se agradece.